*universo 8* "Un universo que actúa planificando todo hasta el mínimo detalle. Los humanos que bajan su nivel son aniquilados"
Un universo perfeccionista necesita un dios perfeccionista. Alguien tan cruel y tirano para hacer desaparecer a todo aquel...
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Estaban cansados. De hecho la palabra era insignificante comparado con lo que sentían. Estaban agotados y totalmente destruidos. No era nada fácil tener que trabajar y cuidar dos niños al mismo tiempo. Más aún cuando uno era apenas un recién nacido.
En un principio, se suponía que el no estaría involucrado en todo eso del cuidado del bebé. Pero finalmente accedió a ayudar al pobre Iru que estaba al borde del colapso. Casi todas las noches se quedaba despierto cuidando al bebé y las pocas veces que dormirá eran interrumpidas por el llanto de este, por lo que debía despertarce y calmar al infante lo antes posible para no perturbar el sueño de su dios opuesto.
Kuru no daba trabajo en absoluto, pero aún así debía asegurarse de que no se lastimarla o saliera fuera del planeta del dios destructor. Al menos este era obediente y nunca hacía berrinches.
El zorro estaba pensarondo seriamente en pedir algo a cambio a Iwen y a Poz. Prácticamente estaban cuidando al sucesor kaioshin de gratis y aunque Iru se había ofrecido nadie les devolvería sus horas de sueño y descanso.
El supremo estaba más que agradecido con la actitud paciente que había tomado el destructor. Su aura calma y pasiva lo ayudaban bastante y era algo aliviante saber que su destructor si era civilizado y lo suficientemente fraternal como para no descargar su enfado sobre los menores. La verdad si tuviera a otro destructor como el señor Champa o el señor Bills estaría perdido, pero por suerte ese no era el caso.
Poz había ido personalmente a agradecerles por cuidarlo mientras el solucionaba unos asuntos muy importantes con el señor Iwen. Les prometió a ambos que a fin de mes se llevaría nuevamente a Anat consigo al universo 1, además de traerle de regalo unos libros especialmente para Iru.
Este último ya era casi un experto en cuidar infantes.
Aprendió a dormir al bebé Anat en menos de diez minutos con solo cargarlo unos segundos. También se acopló rápidamente al horario de sueño de ambos niños y casi, casi podía jurar que entendía los balbuceos hechos por el de piel rosada.
Los primeros 3 meses que estuvieron juntos, los tres kaios dormían en la misma habitación. Pero como Iru debía levantarse más temprano para trabajar en la creación de planetas se le era complicado levantarse sin despertar a alguno de los infantes. Por lo que por un tiempo esperaba a que los niños se durmieran para luego levantarse con mucha delicadeza e irse a descansar en los sillones de la sala.
