《𝓛𝓸𝓬𝓸 𝓭𝓮 𝓪𝓶𝓸𝓻》

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-Usted hizo trampa!, no es posible que me haya ganado. - Kuru hizo un puchero enojado mirando con el seño fruncido al zorro destructor.

-Aceptalo niño, yo siempre gano- dijo el vulpino cruzándose de brazos con una sonrisa de victoria y superioridad.

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Ambos estaban jugando un juego de mesa en lo que llegaba Iru. El supremo kaioshin del octavo universo los había obligado a pasar tiempo juntos, pero solo logró iniciar una "pequeña" competencia entre el aprendiz kaio y el dios de la destrucción.
Kuru se había quedado a vivir un tiempo junto a las deidades del universo ocho para continuar sus lecciones como futuro supremo y para pasar tiempo junto a su maestro Iru. El destructor había accedido a tal petición tras varios platos de comida y salidas juntos por parte del kaio mayor.



Todo iba relativamente bien. Iru estaba mejorando su salud, Kuru cada día era mejor kaioshin y Liquir seguía haciendo más cercano a su contraparte. No le molestaba mucho la presencia del infante, ya que este la mayor parte del tiempo que estaban juntos en la misma habitación se quedaba callado y nunca había hecho nada indebido para enfadarlo. Era bastante serio y silencioso para ser un niño en opinión del destructor. Incluso podía llegar al nivel de neutralismo de Korn estando en público. Realmente era muy maduro e implacable para su corta edad y mucho más educado y prestigioso que otras deidades, incluyendo al dios rata de su universo.
El zorro no tardó mucho en entender el porque el joven kaio era "la promesa" de su universo y el mayor orgullo de Iru. Prácticamente el niño lo tenía todo para ser un supremo kaioshin de alto nivel. Siendo apenas un aprendiz ya era la envidia de muchos kaios y supremos. Incluso se había enterado por parte de Korn que el angel Mojito del universo 9 quería convencer al anciano Rem para convertir a Kuru en supremo kaioshin del noveno universo. Claramente el supremo negó la oferta rotundamente y cuando Quitela se enteró fue directo con Sidra para mandar lejos al Angel del aprendiz. Por poco casi le declarar la guerra al noveno universo si no fuese por que Coñac intervino.


Al parecer la rata estaba consiente de la gran popularidad que tenía su próximo kaio y del potencial innato que presentaba, por lo que no estaba dispuesto a que otro universo se lo arrebatara.
Realmente no podía juzgarlo, ya que cuando Iru obtuvo atención por parte de los kaios mayores el también estuvo a la defensiva por si algún destructor trataba de hacerle algo. Sabia que Iru aveces era algo ingenuo e infantil y que podía llegar a confiar demasiado en los demás. Al menos Kuru era más cuidadoso y menos propenso a caer en las manos de otro destructor.




Se podía decir que el zorro también le tenía cierto estima al niño. Talvez era la razón por la cual había accedido a cuidarlo por un par de horas.

Quizás no era el mejor ejemplo de cómo cuidar niños pero tampoco era pésimo haciendo.
Al principio tras la partido de Iru al universo 1, el y el aprendiz de Rem se quedaron en la sala sentados en silencio sin hacer nada. Al notar la atmósfera incomoda, Korn les propuso a ambos jugar unos juegos de mesa para pasar tiempo en lo que volvía Iru.
Por lo que aceptaron la oferta y comenzaron a jugar.


~Perfección~ (liquir x iru) (Rescribiendo/temporalmente Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora