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Instintivamente, aquella voz resonó en mi cabeza, apareciendo una imagen completa del que era perteneciente esa voz, poste de luz andante; Con delicadeza, aparte su mano de mi boca, haciéndole entender que no gritaría ya, porque sabía quién era, sin embargo, no aparte la mano que tenía alrededor de mi cintura, no sabría el significado del porque no lo hice, solo sentía que estaba segura en sus brazos. 

—Al parecer la idea de ser amigable con alguien más que no sea tú no te gusto tanto.— Al escucharme hablar por fin, suspiro un poco con algo de pesadez. —¿Qué es lo que pasa Patrick?

—Puedes ser amiga de quien sea, la verdad es que me vale mierda.— Paro de hablar un momento y se alejo revolviendo su cabello un poco, quitando su mano que alguna vez estuvo en mi cintura, despues continuó hablando. —Pero no me gusta que andes coqueteando con chicos por ahí y más que todo con ese tal Oliver. 

Sus palabras me tomaron por sorpresa, se supone que en aquel momento en el que nos presentamos estábamos solos, solo llegaron al final Richie y Stan. —¿Cómo es que...?

—¿Crees que no me iba a dar cuenta? Los chismes vuelan en este colegio y más si se trata de que la niña nueva ya se está tramando con el bebé rico— Hizo una voz tipo niña fresa que nunca antes había oído de él, lo cual me hizo soltar una pequeña carcajada. 

Sin darme cuenta me estaba mirando fijamente, no con ternura claro está, sino con esa mirada penetrante de él, lo único que cambiaba es que sus pupilas estaban dilatadas, nunca antes lo había visto así, me llegaba a dar un poco de nervios, pero llegaba a actuar normal. 

—Solo no quiero que llegues a un nivel superior de intimidad con cualquier chico...— Se acerco un poco intimidante hacia mi, pero ya conocía esa actitud, era la misma cuando estaba aquella vez en la tienda de ese chico.

—No creo que tengas que elegir por mí Pat, soy capaz de saber con quien  me junto o con quien no.— Me quite despacio de su lado, no quería que viera que estaba siendo rebelde frente a sus actitudes, pero que tampoco estoy conforme con su reproche. 

Al escucharme, sus pupilas inmediatamente dejaron de estar dilatadas, y volvieron a ser las normales de siempre, vacías y sin vida —Tú...tú eres mía...— Se acercó nuevamente a mi, se notaba que su ira se estaba alzando poco a poco, me cogió de la cintura con algo de fuerza y me alzó hasta quedar literalmente a su altura, frente con frente, rozando nuestras narices, y como si fuera la mayor autoridad, dijo —...Y de nadie más; Si te llego a ver con alguien, matare a ese gran maricon de mierda y luego iré a por ti, te hare el amor tan duro que solo sabrás decir "Si, soy tu novia" y no querrás meterte con alguien que no sea yo.— Al final de articular cada palabra, veía como apretaba más mi cuerpo, llegando a pensar que lo que tenía en mi cintura era como un corset. 

En aquel momento no sabia que decir, no salía ninguna palabra de mi boca, estaba muy impactada, por una vez no quise arruinar el momento donde él se llegaba a expresar completamente, se notaba muy por encima que no le daba explicaciones a cualquiera, aunque esto no era una explicación, era más bien una orden.

Rápidamente se acercó por completo a mi, ahora no rozaban nuestras narices, lo que rozaban eran nuestros labios. 

Por primera vez, era nuestro beso un poco más largo y más cerca del que había podido imaginar, no lo podía creer, por lo que unos segundos estaba sin hacer nada y quieta, sintiendo como toda la sensación del beso se extendía por todo mi organismo, haciendo que los pelos se pusieron de punta y siento algo más allá que nervios, tal vez era como...Placer; Como en los libros que leí una tarde en Portland o como las películas de romance que veía con mi tía.

Al separarse, Patrick no tenia ninguna expresión, tal vez sabía que no iba a hacer ninguna acción, por lo que no me decía nada más, solo se quedaba quieto mirando mi boca y luego pasaba a mis ojos después de 2 segundos, parecía un bucle, ahí fue donde me pregunté si es que no le causaba cansancio alguno en tenerme como le estaba haciendo, que me estaba doliendo sus manos ya, joder. 

Por un momento me arrepentí de meterme en estos aprietos y "gustarle" a uno de los bravucones de la escuela, siempre pensaba "¿Por qué a mí?"; Pero luego pensaba, "Tal vez sea bueno", lo bueno lo veía como tener a un guardaespaldas que me siguiera el culo todo el dia y que nadie me molestara, pero es que ni eso me ayudaba, el único enemigo que me faltaba era sus fans, como si quisieran meterme a un retrete y dejar vivir su sueño de amor con Patrick.

Que historias me invento, Dios mio. 

Por un momento me aleje de mis pensamientos y volví a estar en el momento con Patrick, que por cierto no había articulado ninguna palabra y seguía ahí como si fuera una escultura, por no decir estatua, ya sabes, escultura tallada por los mismo dioses...

Sabía que si él no se movía, lo tenia que hacer yo, por lo que pensé "Esto solo se vive una vez, maldita sea" y me lanze a sus labios con desesperación, agarrándome de su cuello y colocando mis pies alrededor de su cintura, tratando de comunicarle que si lo deseaba mucho para hacerme la experta, aunque no es del todo mentira. 

Él recibió bien el mensaje y me agarro de mis muslos, para tratar de que no me cayera y a la vez aprovechaba y me agarraba el trasero, que guarro; Seguiamos haciendo el beso cada vez más picante cuando me estrello con delicadez a la pared, me recoste en esta y jalando su pelo con suavidad pero también un poco fuerte, nos separamos un momento y nos vimos a los ojos para agarrar aire y descansar de tanta intensidad, a lo que vi que me lanzaba una sonrisa grande, por un momento pensé que era por la situación en la estábamos, pero me equivoque. 

Empecé a sentir un bulto allí abajo, por lo que ya me imaginaba esto hacia dónde iba. 

Se acercó a mí, esta vez hacia mi cuello, dándome besos y agarrando esta vez mi trasero para frotarme contra su amigo, me sentia con una especie de sensación rara, se sentía bien, pero muy bien. —Ya sabes que quiero nena...— No me importaba los demás, ni dónde estábamos, ni como me veía, estaba segura que estaba sonrojada y despeinada, cada vez más me gustaba y aumentó un poco su movimiento, poniéndome más nerviosa. —Pero jamás te obligaría nada.

Esas últimas palabras, me hicieron salir del trance y me parecieron las más tiernas del mundo, a lo que paro su movimiento y me miró muy serio, como siempre. —Por lo que más desearía en este momento Pat, no quisiera hacerlo aquí, en una habitación de limpieza. 

Miramos alrededor y algunos productos de limpieza estaban regados por el suelo, a lo que nos volvimos a mirar y nos reímos un poco; Acto seguido, me miró con una sonrisa leve, ya no me agarra de los muslos, ahora me abrazaba, escondiendo su cara en mi cuello y dándome uno que otro beso.

—Quedémonos un rato así, por favor...La verdad sí quiero hacerte mía.

—Ya te dije que no quiero ni te lo dejaré tan fácil.

—No hablo de solo a ratos...Quiero hacerte mia por un largo tiempo, tal vez para siempre.


Pequeña Estúpida || Patrick HockstetterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora