Oscura promesa... ||Cookie run•Darklico||

#03; Insoportable...

Dark Choco al habla.
Llevo unas semanas en este lugar, la pesada energía maligna descansa sobre mis hombros y las pesadillas me despiertan como un puño en mi estómago junto a el sudor que se desliza por mi frente gracias a los nervios, el miedo, el arrepentimiento y la gran culpa que se acumulan en mi pecho gracias a ese momento.

Aquel sueño no deja de correr detrás de mi en un largo pasillo que parece infinito sintiendo como cada vez está más cerca haciendo mis piernas temblar.

"¡Dark Choco cookie...! Que has hecho..."

"Vete... Y nunca regreses..."

Las palabras de mi padre despues de aquel incidente no dejan en paz mi memoria, atacan como cuchillos cortando todo a su paso y se clavan en mi cerebro atormentandome día y noche permitiendo el acceso solo a una pregunta

¿Por qué? ¿Por qué lo hice?

Me sentía culpable, me sentía miserable... Se supone que quería ser un héroe, un guerrero al igual que mi padre ¿Cómo terminé en este maldito lugar? La rabia, la culpa y la tristeza tenían una constante y violenta lucha en mi interior desgarrando mi pecho haciéndome sentir vacío, sin vida... Haciéndome sentir sólo.

Caminaba por aquellos pasillos con la mente borrosa, el sonido de una molesta estática inundaba mis pensamientos y mi cuerpo se sentía sin fuerza pero algo me arrastró de vuelta a la tierra, mire al rededor terminando por bajar mi mirada viendo al pequeño Poison Mushroom tomando mi capa mientras me observaba con una sonrisa... Era un niño tan tierno, inocente y dulce, era un amor y me dolía saber que estaba en un lugar como éste, con suavidad me agache a su altura acariciando su cabeza recibiendo una pequeña risa por su parte lo cual me hizo mostrar una pequeña y ligera sonrisa por un momento, incline mis cejas hacia abajo arrodillándome frente a Mushroom quien metió su pequeña mano bajo una de sus grandes mangas de la cual saco una seta púrpura la cual extendió hacia mí.

— Para ti, Dark Choco!

— Oh... Eso es muy dulce de tu parte, pequeño.

Tome el hongo con una sonrisa antes de apretar con suavidad la mejilla de Mushroom sacudiendo esta misma con delicadeza haciéndole reír y cuando lo solté mis ojos se llenaron de lágrimas, me estaba abrazando.

Sentí sus pequeños bracitos al rededor de mi cuello, poniéndose de puntas sobre sus pies y reposando su cabeza sobre mi hombro.

— Siempre aceptas mis hongos... ¿Osea que somos amigos?

Su pregunta reflejaba tanta inocencia y bondad que no pude evitar dejar salir una pequeña lágrima antes de responder a su abrazo con suavidad cargandole un tanto en el proceso.

— Piensa siempre en mi como tú amigo ¿Vale?

— ¡Sii... Tengo un amigo!

Me sonrió antes de soltarme e irse dando pequeños saltos mientras repetía constantemente que tenía un amigo, me puse de pie mirando el hongo en mi mano y limpie mis lágrimas... Un abrazo, la última vez que sentí uno fue cuando tenía 6 años, estaba llorando en mi habitación y mi padre entró dándome un abrazo al verme en ese estado, sin embargo... Aunque era reconfortante, no se sentía calidez en ese abrazo. El abrazo del pequeño Mushroom se sintió tan... Diferente, que por un momento todos los malos pensamientos desaparecieron... Me sentí aliviado hasta que una sensación de que alguien me estaba observando soplo en mi cuello dándome escalofríos, voltee un tanto mi cabeza viendo de reojo hacia donde sentía aquella sensación solo para ver una cabeza volviendo a ocultarse tras la pared, me acerque a ver pero ya no había nada... ¿Había Sido mi imaginación quizá? Al fin y al cabo este lugar era extraño y con el tipo de gente que había aquí no me extrañaria que hubiese espíritus o algo parecido.