#11; pequeños avances

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El viento soplaba con fuerza y la enorme tormenta traía consigo en compañía escandalosos truenos así como brillantes y hermosos pero peligrosos rayos, las nubes teñidas de un gris deprimente adornaban el cielo impidiendo el paso a cualquier rayo de sol que quisiera asomarse a dar su calor; las gotas de lluvia, el viento y algunas ramas pequeñas que eran arrastradas por la tormenta gracias a su bajo peso golpeaban contra la ventana de la habitación de el monarca quien como de costumbre, estaba en su escritorio está vez dibujando entre sus libros, sus trazos seguros y prolijos formaban un precioso dibujo del hechicero, un dibujo en dónde se veía al mago saliendo del mar de regaliz de su antiguo hogar, los detalles en el dibujo eran impresionantes.

Ese día, Dark Choco no traía encima su armadura, parecía tranquilo gracias a su flojo y cómodo atuendo lo que parecía gustarle pues incluso su imponente pose se había ido, su espalda estaba en un perfecto ángulo recto y su cabello estaba amarrado sobre su nuca gracias a una liga de cabello, aún así algunos mechones caían sobre su frente y a cada extremo de su rostro, mientras dibujaba una idea vino a su mente y se acercó a una caja que había bajo su cama, quitó suavemente el polvo de esta y luego de rebuscar entre aquella caja saco un disco, un vinilo en perfecto estado con una estampa que parecía nueva... Había conservado muy bien todos aquellos discos desde que su padre se los regaló, se acercó al tocadiscos de su escritorio y tras poner el vinilo con suavidad reprodujo el disco antes de guardar la caja nuevamente, la habitación se llenó de una hermosa y suave melodía que sería capaz de llenar de paz hasta al más agresivo, los instrumentos en perfecta armonía y la melodiosa voz se sentían como besos y agradables susurros en sus oídos mientras una sonrisa de formaba en su rostro... Aquellas palabras, aquellos versos lo hacían pensar en el hechicero del que estaba tan enamorado.

Ni los trazos de la punta de la punta contra el papel dejando un rastro de tinta por dónde hacia su recorrido ni la torrencial lluvia eran capaces de arruinar la melodía de la canción y la paz del príncipe, aunque seamos sinceros... No estaba tranquilo del todo, su estómago de revolvía ante la sensación de las mariposas, su corazón latía con fuerza como si pidiera a gritos y rasgara su interior intentando salir para ver a tal hechicero que lo hacía bombear tanta sangre y su mente no estaba en este plano, no podía pensar en otra cosa que no fuera Licorice, su peculiar y desordenado cabello, sus escalofriantes pero bellos ojos amarillos, esas pestañas que le daban un toque especial a su párpado inferior, sus delgados y secos labios, esa piel pálida, sus facciones delgadas casi esqueléticas, su voz y su risa... Molesta para muchos, pero a Dark Choco simplemente le encantaban, lo hacían amarlo y podría pasar toda su vida escuchando la voz del hechicero sin importar si reía, si lloraba, si se quejaba, su se enojaba, desea a escuchar su voz todo el día.

Estaba tan perdido en sus pensamientos, en aquel dibujo que no había escuchado que estaban llamando a su puerta, inmediatamente bajo el volumen del tocadiscos y cerró su cuaderno antes de levantarse, cuando abrió la puerta no había nadie pero al mirar al rededor vio al hechicero alejarse, su corazón nuevamente empezó a latir con fuerza y su voz salió por su sola.

—Licorice, ¿Tu tocaste mi puerta?

El se giró para verlo, estaba sorprendido pero inmediatamente su expresión tensa y arrogante regreso evitando el contacto visual con el príncipe.

—Claro que fui yo, tienes suerte de que alguien aquí esté interesado en hablar contigo.

—¿Tu estabas interesado en hablar conmigo acaso?

El sonrió y las mejillas del hechicero se pintaron de rojo carmesí que contrastaba de gran manera con su pálida y muerta piel.

—¿Contigo? ¡Ja! Sueña... Solo quería decirte que amo esa banda también.

En eso Dark Choco lo recordó, la primera danza que tuvieron juntos y con una sonrisa lo invito a pasar a su habitación, Licorice rodó los ojos y entró con una expresión arrogante pero presumida evitando ver al monarca a los ojos, una vez allí cerro la puerta tras el y cuando subió un poco el volumen de la música estaba sonando la siguiente canción, una melodía preciosa y suave pero llena de energía, Licorice parecía perdido en la melodía hasta que Dark Choco se puso frente a el y le extendió la mano, esto llamo la atención del hechicero.

Oscura promesa... ||Cookie run•Darklico||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora