3 de febrero.

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Habían pasado varias semanas que ya no te veía. Me enteré que te fuiste de vacaciones y mi rutina se libró por unos días del constante golpeteo de mi corazón en mi pecho cuando pasaba por tu casa. Sabía que no estabas y sonreí genuinamente cuando pasé cerca de donde tantas veces nos vimos. Ya no sentía la ansiedad corriendo por mi cuerpo al imaginar los posibles escenarios que podrían darse si me encontraba contigo. Sabia que no estabas y fui feliz.
Pero eres muy egoísta, y no quieres que sea dichosa aunque sea por un momento efímero.
Volviste a casa. De imprevisto. Aún faltaban 5 días para tu regreso, pero aquí estabas. En tu puerta nuevamente.
Yo fui feliz. Y cuando te vi, todo dejó de funcionar nuevamente.
Unos amigos estaban en casa y salí con ellos a comprar snacks para ver una película. Ya afuera, giré la vista y ahí estabas. Tan tranquilo como siempre, sin verte afectado, impenetrable e indiferente hacia mí. Todo lo opuesto a mi estado en ese momento.
Yo me paralicé. No sabía qué hacer y para mi mala suerte, tenía que pasar frente a ti.
Encontré valor en el fondo de mi alma y caminé mientras intentaba seguir la conversacion con mis amigos, aunque no lo logré. Pasé por tu lado, sin hacer contacto, como si no estuvieras allí, pero mi cuerpo sabía que lo estabas, y enloqueció por dentro. El corazón se me salía y las manos me temblaron. Pero tu no te diste cuenta.
Te ignoré, y talvez eso hizo que pensaras que soy inmadura o lo que sea, pero mi alma no tiene fuerzas todavía para verte a los ojos y sonreirte como la primera vez.
Talvez algún día pueda volver a hacerlo, pero por ahora, pediré no encontrarme más  contigo.

💔Diario de un Rompimiento 💔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora