Albus pasó toda la semana siguiente preguntándose obsesivamente si el extraño se pondría en contacto con él. Y lo hizo. Tan solo una semana y un día después, encontró a aquella preciosa lechuza blanca parada en el alfeizar de su ventana, Quería saber más sobre él, al menos en un principio, y Albus, aún si redactó la carta tan sinceramente como le era posible, esperó lo peor cuando se la envió. Porque nadie, absolutamente nadie, consideraba a Albus una persona interesante, y aquel desconocido no podía ser la excepción. Intentó colorear su vida tanto como le era posible, pero no había mucho que colorear: no hacía muchas cosas, para empezar, y lo poco que hacía no le hacía feliz.
Entonces, optó por hablar con la verdad, porque prefería espantarlo en ese mismo momento y no tomarle ningún tipo de cariño para cuando el otro le abandonara.
Le contó que era una persona tímida, que casi no hablaba con nadie. Mencionó su pasión por Pociones y Transformaciones, la manera en que le gustaba leer bajo el cálido sol de primavera y cómo se sentía débil siempre que su padre insistía en que le escribiera todo el tiempo. No significaba, le dijo, que se llevaba mal con él. Era una de las personas más importantes en su vida.
Recibió respuesta al día siguiente. Albus no podía creer su suerte. Se escondió bajo sus sábanas y encendió su varita, intentando ser tan silencioso como le era posible. No quería que ninguno de sus compañeros pensara que tenía algo en manos, ni mucho menos que estaba emocionado por una tontería como la carta de un desconocido.
"Supongo que eso hacen los padres, preocuparse por los hijos", decía el primer párrafo, "Mi padre comenzó a hacer lo mismo al morir mi madre, creo que, en cierto sentido, buscaba posar todo su dolor sobre mí, hacer algo con él."
Albus asintió, en la oscuridad, antes de comprender que no había nadie con él. Sintiéndose algo avergonzado, continuó con la lectura, enterándose de algunas cosas más..., su remitente desconocido, era fanático del Quidditch. Albus intentó ignorar la picazón molesta que eso le generó, pero no pudo sacarse de la cabeza al equipo de Quidditch de Slytherin, en donde se incluía Scorpius Malfoy, quienes siempre buscaban molestarlo.
Pero, pensó, aquel chico debía de pertenecer a otra casa. A Hufflepuff, quizá. Albus no creía haber conocido a otro estudiante así de amable.
No le gustaban mucho las clases, pero conseguía sacar buenas notas. "Lo que es un alivio", escribió el chico, "Si no fuera así, mi padre me asesinaría". Tenía un sólo amigo de confianza y no solía hablar con muchas personas, lo cual era perfecto para Albus, porque, entonces, significaba que sólo había oído de él por su apellido. No escuchó, y estaba casi seguro de ello, de los rumores horribles que Scorpius Malfoy se encargó de esparcir.
━Una semana sin comunicarnos━exageró James, dejándose caer sobre el escritorio frente a él━, quiero saber todo lo que está sucediendo en la vida de mi hermanito.
━Oh, bueno, ya sabes━dijo, sonriendo pomposamente━, de fiesta en fiesta, de chica en chica. Ya me conoces.
Su hermano rió, sacudiéndole el cabello.
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Mil palabras (SCORBUS)
FanfictionAlbus Potter jamás habia tenido un amigo, hasta ese entonces, sólo que éste no era una persona en carne y hueso, ni siquiera conocía su nombre: solo conocía sus palabras. Pero no le interesaba, no cuando comenzaba, lentamente, a enamorarse de aquel...