Dieciocho: Se me ha roto el corazón...

38 0 0
                                    

Nota de Autora: Se lo que están pensando, ¿Y el Theomione dónde lo he dejado? ¿Qué diablos ha pasado aquí?

Lo sabremos muy pronto, probablemente en un par de capítulos, no más. La cosa se está poniendo interesante y es que hay cierto contexto que explica algunas cosas que vieron en los primeros capítulos y algunos puntualizaron.

Pista: ¿Por qué la historia entre Theodore y Hermione era una relación abierta? ¿Por qué Hermione estaba celosa de Blaise y qué pasó entre ellos? ¿Qué sabía y no sabía ella?

¡En próximos capítulos vemos!

Dieciocho: "Se me ha Roto el Corazón ..."

Al fin había llegado el día que Theodore más temía. El día que se había prometido a sí mismo jamás llegaría, si estaba en él mismo evitarlo.

El día en que los ojos de Blaise mostrarían la desolación de estar perdiendo en vida lo que más amaba.

Un dolor que él conocía demasiado bien y al final no estaba en él ahorrarle...

Pero no tenía más control sobre su vida sobre lo demás y ninguna guía segura ni camino fiel. ¿Qué podía hacer sino pisar hacía delante aunque no supiera qué estaba haciendo exactamente?

Los dioses sabían que él resistió su destino lo más que pudo para no herir a su mejor amigo. De todas las razones a esgrimir para no involucrarlo en la tormenta que fue siempre, esa había sido la principal. Su propia madre le dijo cómo podía aquello terminar y por eso fue que cargó con la culpa y el precio de que alguien tan puro - y vulnerable- como Blaise se hubiera enamorado de él.

Skadi había predicho, cual pitonisa, el porvenir de Blaise si alguna vez Theodore se arrojaba a la luz de sus brazos y bendecía con sus labios aquel amor sin barreras. Y ya que conocía su destino mejor que nadie, Skadi le pidió a su hijo que no cediera a ninguna petición de nadie con respecto a aquel tema.

Pero los años pasaron y la madre que lo amaba y aconsejaba se había ido con la oscuridad, así como la mujer que mantenía a raya lo más oscuro de sus pasiones, que eran más de las que dejaba entrever.

Tras quedarse sin nada se atrevió a desear lo improbable y considerarlo posible: ¿Acaso no aprendió nada con todos esos años de locura?

Después de todo, nunca pensó que todavía desesperaría por vivir más de lo que alguna vez anheló morir, pero quizá la justicia era más que poética: También era una desgraciada, igual que él.

Por eso calló cuando Blaise se lo pidió, porque de todas formas no se le ocurría nada que pudiera decir para cerrar la desolación que había fundamentado en él. En realidad no era él quien había querido decirle la verdad, pero la manera en que Blaise lo había pedido hacía peor el negarse, dado que, en efecto, su mejor amigo merecía más que eso. 

A partir de esa conversación, pudo advertir como la callada desesperación que un día fue suya empezó a aposentarse de Blaise. Saltaba a la vista que el moreno trataba de hacer las paces con su nueva realidad, y también intentaba tomar distancia de Theo para poder amainar la cantidad de sensaciones nuevas que debían estarlo atormentando, pero al final de cada día perdía la batalla y después de aferrarse a Theodore como si fuese su tabla de salvación, despertaba en la mañana pegado a su amigo como un talismán.

Después de un par de semanas, aquella lucha interna fue amainando paulatinamente y Blaise pareció calmarse, como aceptando lo inevitable y simplemente pasaba lo más tiempo posible con Theo, como si de ese modo pudiera aprovechar lo que le quedaba.

Empezaron a hablar menos, incluso cuando seguían en la misma habitación y Blaise empezó a salir aleatoriamente, muchas veces llegando oliendo a alcohol y, en una ocasión, a un perfume masculino que, sabía bien Theo, no era el suyo.

La Cachonda Leyenda de mis Juguetes Sexuales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora