Tercera Parte: Detrás de ese Velo.

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¡Hola!

Espero que me hayan extrañado. De las personas que me han leído y se han tomado el tiempo de darme su opinión, me han pedido que no les tenga esperando mucho por el siguiente capítulo, sin embargo, les comento que no puedo hacer promesas que no voy a cumplir.

Siempre ha sido así conmigo: Aquello que es mi objetivo y a lo que aspiro, por supuesto que lo garantizo, porque por todos los medios lo voy a intentar hasta lograrlo. Sin embargo, la prisa es la enemiga de la creatividad, por eso no puedo prometerles actualizaciones rápidas.

Damas, piensen en un caballero: Cuando él se da prisa, los resultados no son los esperados.

Caballeros, piensen en las damas: Puede que se tarden en arreglarse, o en preparar algo para compartir, pero muchas veces vale la pena contenerse para complacerse y complacerlas.

Hablando de eso, en este capítulo necesito que tengan paciencia: Hay una trama que se va a desarrollar en la historia y los capítulos subidos de tono van a adquirir más seriedad y más contexto, así que les pido lean atentamente si quieren seguir, porque, pese a que no hay tanto lemon, hay una explicación de muchas cosas. 

Por último, quería comentarles que ha cambiado mi visión de la escritura; me gustaría, de ser posible, que cada capítulo de mi historia sea mejor que el anterior, así como cada día de mi vida haya aprendido algo nuevo y crezca un poquito más.

Por tanto:

   Capítulo III: Detrás del Velo. 

Hermione estaba acostumbrada a que todas sus emociones revolotearan en cada fibra de su ser debido a todo el sexo espectacular que tenía con Theodore Nott y las consecuencias que dichas sensaciones  trajeran vida a su monótona vida rutinaria; ciertamente no le apetecía cambiar de trabajo, experiencias en la vida y tampoco le interesaba seguir otro curso de acción, pero, desde mucho antes de que su amistad - fraterna- con Theo iniciara, siempre pensó que a ella le faltaba algo: una chispa de aventura, un brillo seductor de jovialidad en su traje de etiqueta, un extra que mitigara y/o dulcificara toda su formalidad, seriedad, madurez, la formidable armadura de un ser humano elevado pero carente de cualidades empáticas con las cuales lidiar con la sociedad en la que vivía, ya fuera mágica o muggle.

Normalmente, se sentía como una mujer independiente, arreglada perfectamente con una personalidad que semejaba un vestido bien hecho, sobrio, austero, al que su tono, corte y pulcritud sugerían alta costura, clase e inteligencia. Esa no era completamente su naturaleza, más Hermione contaba con todos los recursos disponibles para rehacer su vida de las formas que quisiera, del modo en que deseara hacerlo. Y nunca permitió que ningún obstáculo en la vida la detuviera en hacer las cosas que verdaderamente deseaba y en las que creía sinceramente.

No necesitaba razones, permisos ni argumentos que otros pudieran proporcionarle; Desde pequeña seguía su propio criterio, sus propias convicciones y cada año de su vida que pasaba esa certeza se clavaba en su ser, a veces de forma reconfortante y a veces como un cuchillo helado: Referente a cómo se enfrentaba a la vida, estaba sola.

Todo ser humano lo está, pero no a los mismos grados y las misiones que a ella le tocaron en suerte eran suficientemente amargas. Era reconocida por su inteligencia, admirada por su valor, temida por su capacidad de llegar tan lejos... y sin embargo, su papel era de lo más prescindible incluso para sus dos mejores amigos, aquellos por los que puso en riesgo su vida en tantas ocasiones, a los que escogió por encima de personas mucho más preparadas, interesantes y hermosas.

Muchas veces Hermione Granger lloró en silencio su dolor al sentirse utilizada, tomada en cuenta sólo por lo que hacía y el no ser valorada por quién era. Fueron muchas ocasiones en las que se preguntó si todo aquel esfuerzo valía la pena. Si no era mejor, al final, olvidarlo y simplemente desaparecer a otro sitio, el que fuera.

La Cachonda Leyenda de mis Juguetes Sexuales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora