"𝙈𝙮 𝙍𝘦𝘢𝘭𝘪𝘵𝘺" © [1]

【𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙓: 𝓖𝓸𝓸𝓭 𝒇𝓸𝓻 𝔂𝓸𝓾】

"𝑻𝒐𝒅𝒐 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒂𝒓𝒊𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒖𝒏 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐 𝒊𝒏𝒊𝒄𝒊𝒐."
—𝗛𝗮𝗻𝗻𝗮𝗵 𝗔𝗿𝗲𝗻𝗱𝘁.

Para Alice la situación la dejó muda, a tal grado de investigar que estaban haciendo los animales y en especial a los pingüinos. Tenía una intuición de qué uno de ellos o todos podría haberle causado las heridas del lémur de cola anillada, no es estúpida por supuesto.

Al principio pensó que esas aves fueron los responsables al descartar a los sospechosos ya que son del tamaño del lémur, pero notó cómo estaban desarrolladas las heridas, tuvo que comparar las huellas de la barbada de pingüinos, sin notar que en el reino animal de ese zoológico todo se estaba volviendo muy tenso y ya los animales exigían el exilio de Skipper por no aguantar sus modos y shows diciendo que es sólo una víctima más del montón de los engaños de Julien.

Pero la verdadera pregunta fue ¿Cómo que víctima? Recordemos que él es el monstruo de Central Park, ningún villano puede compararse a ese pingüino barbijo con el modus operandi que emplea para ganarse a los cuidadores y enfermeros de la zona.

Julien no sabe cómo reaccionar o sentir, sus sospechas fueron ciertas que su novio lo estaba utilizando todo este tiempo y que fingía preocuparse por él y todas esas disculpas eran pura palabrería. Tenía el apoyo de los demás animales, sus amigos lo sobreprotegen mucho, le mostraron con acciones y palabras que para ellos importa más él que su propio líder. Veían al lémur con ojos cálidos, sonrisas sinceras con una suma paciencia y lealtad hacia él.

Las monjas lo veían como un hermano, su relación no fue unilateral sino que él lémur deposita confianza, amabilidad, generosidad y los ayudaba como podía en sus misiones. A veces se siente culpable porque anhela hacer más que sólo guiar y dar consejos a sus amigos a través de la escritura, siente en su interior que puede hacer grandes cosas y mucho más, no sabe a ciencia cierta cuándo fue que los demás cambiaron sus formas de ser de la noche a la mañana.

Cosa que sabemos que nunca fue así, los meses anteriores el zoológico perdió su brillo y felicidad ya que Julien era el sol, una preciosa estrella que los eligió a ellos. Había tormentas heladas, días grises y la única compañía eran sus propios remordimientos lo que los orillaron en apoyar con la nobleza de aquellos pingüinos; redactando cartas que reflejaban lo que sus corazones sentían.

Disculpa trás disculpa se quedaban impregnados en esos papeles color piel con una dedicatoria hacia aquél chico de tez morena quien los protegió en muchas ocasiones ganándose su respeto y amabilidad. Deseaban que él estuviera bien, que volviera a ser ese rey vivaz y alegre como alguna vez fué, muchas veces sentían que las cartas no eran lo suficiente para llenar el corazón roto del lémur, mandaban obsequios de todo tipo envueltos con cariño y melancolía.