"𝙈𝙮 𝙍𝘦𝘢𝘭𝘪𝘵𝘺" © [1]

【𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙄𝙄𝙄: 𝓡𝓮𝔀𝓻𝓲𝓽𝓮 𝓽𝓱𝓮 𝓼𝓽𝓪𝓻𝓼】

"𝑸𝒖𝒊𝒔𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒎𝒊𝒈𝒐, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒏𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐, 𝒂𝒔𝒊́ 𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒐𝒚 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒐 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏, 𝒍𝒐𝒔 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔, 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔, 𝒕𝒐𝒅𝒐, 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓𝒂́𝒏 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏".
—𝗞𝗮𝗿𝗹 𝗙𝗮𝗻𝗮𝗹𝗼𝗸𝗮 𝗮 𝗝𝘂𝗹𝗶𝗲𝗻 .

Llegaba el segundo año de mí reinado, aprendí a ser más prudente y escuchar las advertencias de mis amigos, sinceramente quise buscar noticias a Masikura sobre la llegada de mis padres.

La gente comenzó a murmurar a mi alrededor sobre los nuevos visitantes, me sentí tan estúpido al creer que todo va a ir bien con mi vida pero luego aparece lo inesperado. Ahora que ellos están aquí, por un momento me sentí tan desesperado ya que no contaba con su llegada y por favor estábamos a finales de Junio, la gran fiesta de verano aún estaba en producción y no tuvimos tanto tiempo como para recibir a los visitantes.

Me alegró mucho que se fueran de la isla, pero ahora sabía que nada volvería a ser lo mismo y no tenía un plan para deshacerme de ellos. Intenté con el viejo método de la hospitalidad y quise fingirlo lo más que pude para que se aburrieran lo suficiente y que no regresaran nunca, no había plan B.

Teníamos que fingir alegría, inclusive Mort quien estaba al tanto de mis traumas y recuerdos dañados por ellos. Que al igual que yo, se sintió muy asqueado por su llegada.

Su llegar a mi trono, fué muy tenso lo que provocó que intenté darles una bienvenida con un abrazo pero me apartaron y me dieron miradas de odio, una parte de mi me dolió mucho y la otra no le interesó, no sé cómo describirlo pero se sintió como una apuñalada más a mí espalda de las que ya tengo.

Nisiquiera aceptaron ese mísero gesto que parte de mi ansiaba, ahora me estaba desbordando emocionalmente delante de todos los presentes. Mis amigos se enojaron tanto que les alzaron la voz y decirles a ellos que por lo menos se queden para pasar tiempo conmigo...

Adiós al plan A.

Realmente quise escuchar un "lo lamento" de su parte, hasta me desconectaba de la realidad y pensar por un momento que Maurice fuese mi padre biológico y que solamente fuí un cebo para que me matarán. Pero cuando recobraba los cinco sentidos y volvía a dicha realidad, fue como si un balde de agua helada cayera sobre mi.

Ya que nunca me amaron o por lo menos me dieron algún tipo de piedad.

Haciendo caso omiso a las peticiones de mis amigos se la pasaban torturando a los pobres lémures , pero yo no iba a doblegarme por unos tontos animales con corona sin título, hice todo a mi alcance para salvar a los chicos que también eran mis amigos. Miradas de desprecio lancé hacia mis progenitores, la única razón por la cuál protegía a los inocentes es porque un rey debe de hacerlo y no obligar a todos que se arrodillen ante él.