Luzu estaba desesperado.
Había pasado lo que quedaba del día anterior buscando a Quackity.
Normalmente le habría dado su espacio, ahora quería estar solo y él respetaría eso, cuando quiera aparecería.
La diferencia es que el lunático de verde también lo buscaba, no quería ni imaginarse las cosas que quería hacerle al azabache una vez que lo encuentre, no podía permitir eso.
Casi y no había dormido esa noche, fue solo gracias a Vegetta que pudo pegar ojo, debido a que le prometió que buscaría al híbrido de pato mientras él descansaba.
Mientras tanto, Quackity había llegado acompañado de Technoblade al pueblo que tanto quería.
Soltó un pequeño suspiro, sabiendo que tendría que abandonar el lugar.
— Antes quiero ir a un lugar, puedes seguirme o no, no me importa. — Sin esperar respuesta, el pelinegro empezó a caminar rápidamente en dirección a la casa de Luzu. Quería verlo antes de irse.
Apenas llegó al hogar de su castaño favorito, golpeó la puerta pacientemente. No pasó mucho tiempo hasta que oyó apresurados pasos del dueño de la casa.
Lo siguiente que sintió fueron unos cálidos y fuertes brazos que lo rodearon y lo atrajeron al pecho del más alto.
— ¡Quackity! dios, estaba tan preocupado por ti, ¿estas bien? ¿estas lastimado? — bueno, esa no era la reacción que esperaba.
Unas suaves risas interrumpieron al de ojos rojos.
— Lusuu, estoy bien, sé defenderme sólo, y creo que deberías saberlo luego de estos últimos días. — Dijo, claramente refiriéndose a todo el tema de sus crímenes en la dimensión angloparlante.
— Quacks, a mi eso me da igual, incluso si eres un dios super poderoso o lo que sea, yo voy a protegerte. —
Ah, le dolía tanto el tener que dejarlo.
Ni siquiera se había dado cuenta cuando pequeñas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
— ¿Por qué lloras, Quacks? ¿Alguien te hirió? ¿¡Te encontraste al loco de verde!? —
— Te amo. —
El silencio reinó, junto a la mirada estupefacta de Luzu y un pequeño rubor asomándose en su rostro.
— ¿Qu-que? ¿Por qué tan repentino? —
Quackity sabía que esa podría ser la última vez que vea al mayor, por lo que ignoró sus preguntas y se acercó a él hasta chocar sus labios.
Ciertamente, el híbrido de pato había besado a muchos hombres en sus veintidós años de vida, pero ninguno de esos besos se había sentido tan mágico como este.
Al principio, Luzu se había quedado estático, pero en cuanto reaccionó correspondió el beso y abrazó al otro por la cintura para acercarlo más a él.
Había estado esperando este momento por meses, estaba más que consciente de sus sentimientos por el de gorro y siempre lo estuvo, pero Quackity no se la dejaba fácil y nunca le aclaraba las cosas, bueno, al menos hasta ahora.
Una vez se separaron, al contrario de la expresión que el castaño esperaba ver, el más bajo estaba llorando, ¿tan mal besaba? ¿se había arrepentido? ¿no lo amaba?
— ¿Quacks? Lo siento, ¿hice algo mal? — Se apresuró a preguntar.
El pelinegro solo negó con la cabeza mientras bajaba la mirada, no quería abandonarlo, estaba demasiado enamorado de Borja como para irse.
Pero debía hacerlo si no quería que alguien salga lastimado.
— Luzu, cariño, escucha. — Con la voz levemente quebrada habló, tomando el rostro del mayor y acunandolo entre sus manos. — Yo... yo tengo que irme de aquí, y no volveré, solo voy a hacerles daño si me quedo. — Intentó mantenerse lo más serio posible, pero no pudo evitar que más lágrimas cayeran de sus ojos, demostrando su tristeza al pensar en una vida sin sus amigos de Karmaland. — Realmente estoy muy agradecido contigo, siempre me viste como un igual cuando todos aquí me veían como un niño del que podían aprovecharse, nunca te burlaste de mi, nunca me apuñalaste por la espalda, siempre te quedaste a mi lado. — pudo notar como los ojos carmesí del mayor comenzaban a cristalizarse. — Te amo, me gustas, Luzu. Lamento que te enteres en una posible despedida para siempre, pero tenía que sacármelo antes de partir a donde pertenezco. —
— Detente... Porfavor, para... — La voz rota del español lo interrumpió. La tristeza era lo único que se podía notar en la mirada de Luzu.
Finalmente, Quackity se quebró.
Entre fuertes llantos, se aferró al mayor en un abrazo.
— ¡No me quiero ir! ¡No quiero dejarlos! ¡No quiero volver allá! —
— No lo hagas, Quacks, porfavor no lo hagas. — murmuró mientras acariciaba el cabello negro del otro.
Toda la escena estaba siendo observada desde la lejanía por Techno, había decidido no seguir al pato, pero se estaba tardando mucho así que fue a buscarlo.
Luego de unos momentos solo mirando a aquellos dos abrazándose y llorando, se retiró de allí, había cambiado de opinión.
☆
siento q en este cap quackity y luzu me salieron muy out of character voy a gritar se hizo lo q se pudo ok
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¿Qué escondes bajo esa máscara? [Luckity]
FanfictionTodos en Karmaland conocen a Quackity, el niño mexicano extrovertido que siempre se metía en problemas de una forma u otra, ya sea poniendole una mina a Rubius o siendo perseguido por monstruos y teniendo que ser salvado por su gran amigo Luzu. Pero...