4. Esperanza Destructiva.

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Montana;
Estados Unidos.

Disparos se escucharon por el bosque. Pájaros salieron volando al cielo huyendo del estruendo del arma.

—Papá, ¿Qué tal estuve?.—Preguntaba una chica de 14 años con un rifle en su mano a un hombre de 42 años. Ella era la responsable del disparo.

Frente a ella, colgaban de las ramas platillos de madera con puntos rojos en su centro; estaba practicando tiro.

—Estuviste increíble; sin embargo, necesitas ser más rápida en combate.—Respondió a la incógnita de su hija, a la vez que se acercaba a esta.—Si ellos fueran enemigos, habrías muerto a la última.

—Ya sé, papá.—Aceptó la pequeña, su padre llegó a su lado y le puso una mano en el hombro.—Prometo mejorar en combate.—Sonrió. Por alguna razón esto también hizo que su padre lo hiciera.

Con una sonrisa... Depresiva.

—¿Realmente quieres ser una soldado?.—Preguntó el padre. Su hija asintió.

—Soy una Warrencroft, ¿No?.—Esta vez el padre asintió.—Todos en nuestra familia han sido soldados durante 500 años, es mi deber como Warrencroft ser una soldado también.

Su padre la miró, con algo de inconformidad por la desición a temprana edad de su hija de ser una soldado. No iba a discutir con ella, pero se sentía preocupado por lo ella podría vivir.

—Hija... Escucha, que los Warrencroft seamos soldados no significa que tú también debas serlo, no estás obligada a formar parte de la armada si no quieres... Eres la primera chica que nace en nuestra familia en 500 años, y no quiero que te pase algo... No tomes una desición en el presente, pensando en el pasado, que pueda afectar tu futuro.

La pequeña miró a su padre, luego asintió.

—Estoy completamente segura de querer ser soldado.—Dijo, su padre no la había convencido de lo contrario.—Pero... ¿Qué hay de ti?.—Preguntó, su padre se extrañó.—¿Estás seguro de ir con Monarca?.

El padre suspiró. Luego asintió.

—Es algo bueno que vuelvas a ser soldado. Después de la muerte del tío Ross, no haz vuelto a serlo, y tampoco hablas con nadie.

—No voy como soldado, Kency, voy como arqueólogo y paleontólogo.

—Já, eso ni tú te lo crees, Nathan Warrencroft.—Nathan puso cara de póker.

—Es la verdad, y que te cueste. Soy mejor como paleontólogo que como soldado.—Resolvió este. Luego miró al sol, al horizonte.—Detesto ser soldado.

En el cielo apareció un ospray, poco a poco fue aterrizando y bajó en el campo abierto, sin embargo, sus hélices no dejaron de dar vueltas. Sus puertas se abrieron, adentro salió Kenneth.

—¡Señor Warrencroft!.—Gritó Kenneth por el ruido de las hélices, sin alejarse mucho del ospray.—¡Ya es hora de irnos!.

Nathan asintió, y hizo un ademán de que esperaran un poco más, luego tomó unas  maletas junto a él, para ir luego al ospray. Volteó hacia atrás, para despedirse de su hija.

Reach Or Dominion (Ghidorah): ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora