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Unas semanas después Jungkook se había metido de lleno en el caso de la demanda de divorcio de la esposa del adinerado Lee Min-Ho. Había estado yendo a los tribunales y había tenido ya varias reuniones con los abogados de la parte contraria para llegar a un acuerdo mutuo ya que su clienta reclamaba el 50% de la repartición de bienes y además una jugosa pensión.

Innumerables veces habían acabado discutiendo y sin llegar a ningún acuerdo y únicamente había conseguido que se alargarán las audiencias y careos entre la separada pareja.

Era bien sabido que Lee Min-Ho tenía rumores a su alrededor sobre lavado de dinero y negocios sucios, la información de sus bienes necesaria para la decisión en el juzgado era fundamental sin embargo esto representaba un riesgo pues se haría un minucioso análisis de dichas propiedades más negocios y esto pondría evidenciar los movimientos ilegales en los que podría estar inmiscuido y Jungkook lo sabía, era por eso que la parte contraria luchaba por solo dar una indemnización y un fondo para los hijos del ya casi terminado matrimonio.

Jueves 19:30 horas

Era un día lluvioso, Jungkook aún seguía en la oficina, terminaba de redactar algunos documentos, exhaló cuando por fin hubo terminado y apagó su computadora.

Tomo sus cosas, y su paraguas y se dirigió a la salida. La oficina ya estaba vacía, y al ir bajando en el ascensor solo se topó con pocos empleados de otras compañías que compartían edificio con su despacho.

Cuando por fin estaba afuera abrió su paraguas y esperaba pacientemente por un taxi, pero todos pasaban ocupados.

Duró algunos minutos más en espera de transporte, y sus manos comenzaron a enfriarse, aunque era verano la lluvia había durado todo el día y al caer la noche había comenzado a sentirse la humedad y el frío en consecuencia. Su cara se sentía helada y comenzó a ver el vaho salir de su boca.

La poca gente que había en la calle pasaba apresurada para evitar lo más posible la lluvia.

Por fin un taxi se detuvo y pudo tomarlo y dirigirse a su casa.

Debido a la lluvia el tráfico era lento, y el camino hasta su edificio había tardado más de lo común, llevaba ya casi una hora de camino, faltaba poco para llegar pero al frente del taxi en el que se transportaba el tráfico estaba detenido, al parecer por un choque, era algo muy común que con las lluvias pasarán accidentes.

El conductor tendría que tomar una desviación que alargaría aún mucho más el camino, así que decidió bajarse y caminar las pocas cuadras que faltaban.

Pago el taxi y se bajó de nuevo al húmedo ambiente, caminaba aprisa por las calles con su paraguas en mano, dió vuelta en una de las calles y pasó por una cafetería, le distrajo un poco el olor del café, y si no estuviera tan cansado tal vez habría llegado por uno, pero quería llegar a su casa.

Así que decidió seguir su camino, faltaban solo una cuadra mas para llegar a su edificio y al cruzar la calle un auto le salió al paso, impidiéndole cruzar.

– ¿Pero qué demonios? que te pasa idiota – le gritó con enfado al conductor, pero se detuvo y se sorprendió al ver cómo unos sujetos bajaban del auto y se acercaban para agarrarlo entre los dos y tratar de de subirlo al auto a la fuerza, su paraguas inmediatamente callo al suelo mientras forcejeaba con dos tipos corpulentos, estos lo subieron al auto luego de propinarle un golpe en el estómago y dejarlo sin aire, lo aventaron con fuerza hacia dentro del auto y arrancaron.

Una vez adentro del auto le pusieron una bolsa de tela en la cabeza. Y le ataron las manos, forcejeo sin mucho éxito.

– ¿Quienes son ustedes, que pretenden?

Volteado como tazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora