Jaemin no quería a nadie más que Jeno como roommate.
Primer año de economía, primera fiesta. Jaemin disfrutaba con sus amigos, hasta que se topó con su compañero de cuarto, al que nunca dió importancia por su popularidad y sobre todo por ser tan coq...
Jaemin corría hasta sus amigos quienes habían decidido por hacer un día de campo.
Sí, estaba algo cansado, no durmió mucho después de toda esa loca noche. Para colmo, irían a una fiesta.
Decidió bajar la velocidad, y solamente caminar. Estaba lejos, y quería evitar ejercer tanta presión hacia su tobillo.
Sungchan se dirigió hasta él solo para cargarlo en su espalda y llevarlo con el resto.
—Es tan lindo verte sin esas muletas del demonio— sonrió Jisung.
—Lo sé, eran estresantes— asintió.
—Ok, todos escuchen. Hay que cuidar a Na en esta fiesta, ¿Sí? Echarle un vistazo de vez en cuando.
—No es necesario, Sungchan Hyung, sé cuidarme sólo... La última vez hasta cuidé de alguien más— murmuró lo último abriendo su juguito en caja.
—Es cierto, sobre que apenas se liberó de caminar acompañado, ahora tenemos que estar sobre su culo— bufó esta vez Mark.
—Escucha Nana, ¿Quieres besarte a alguien? Hazlo, ¿Cogerte a alguien? Hazlo, ¿A Jeno? No hay problema. Vive tu maldita juventud, caso cerrado— volvió a decir Jisung con algo de comida en la boca, haciendo reír a todos.
Shotaro apretó la cintura de su novio, y susurró—. Tú también tuviste esa edad, no te preocupes.
—¿Cómo no quieres que me preocupe?
Depositó un beso en su lo lóbulo—. Me encargaré de que no pienses en eso.
—Uh, ¿Quieren un cuarto?— volvió a decir Jisung, haciendo que Chenle lo empuje levemente—. Ay, ya... Renjun, dime que esta noche la das... O te dan.
—Si ya no le dieron...— susurró Donghyuck riendo.
El castaño se tornó colorado, y asintió tratando de evadir la referencia.
—¿Por qué te pones así? ¿Necesitas consejos, cariño?
—Suficiente, Sung— lo detuvo Chenle, ofreciéndole algo de comer.
—Hyung... ¿Cuándo volveré a mí cuarto?— preguntó Jaemin.
—Puedes disimular que no soportas a Donghyuck— rió Shotaro.
—No es eso, para nada— negó.
—Pues... Cuando quieras, Na— contestó Sunghchan—. Ni siquiera tenías que preguntarlo.
—Oh, está bien. Ya era hora.
Jisung plasmó una sonrisa maliciosa mientras su mirada se desviaba al menor—. ¿Qué planeas, chiquito?
—¡Nada, Hyung!
—¿Qué pusieron en su refresco?— preguntó Mark, provocando algo de risas—. No, en serio. Chenle, ¿Qué le das de comer?
—Es su esencia.
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