6

579 82 75
                                    

Zayn abrió la cajita de terciopelo y miró el anillo de diamantes. Hacía dos días que lo llevaba encima, sin decidirse a dárselo a Liam. Seguramente no había sido la mejor compra, teniendo en cuenta que al fin habían salido a la luz los verdaderos motivos del castaño. Su juego había terminado y sólo quedaba la realidad
de su situación.

Cada vez que se besaban, Liam se sumía en un mar de confusión. Lo que había
empezado como una sencilla amistad, se había complicado de pronto, el deseo se
había mezclado con el sentimiento hasta que ya no sabía lo que quería en realidad.
¿Y qué quería Liam? Cuando lo besaba, no tenía la impresión de besar a una persona empeñada en destruir su tenue relación, sino a un amante que lo deseaba tanto como Zayn a él.

Se echó hacia atrás en la silla del despacho y levantó el diamante a la luz. La
intimidad entre ellos crecía, los besos se hacían cada vez más intensos. La noche
anterior, uno de esos besos había llevado a una sesión erótica en el sofá. Había decidido no presionarlo, pero no sabía si podría aguantar mucho más. Los dos eran adultos normales con necesidades normales.

Una llamada a la puerta lo sacó de sus pensamientos. Levantó la vista y vio a su
padre en el umbral.

—Anoche tuve una llamada —dijo.

Zayn cerró la cajita y la guardó en el bolsillo de la chaqueta.
—¿Estás esperando que adivine de quién era?—preguntó.

—¿No lo sabes?

—No —repuso Zayn—, pero sospecho que me lo vas a decir.

—Me llamó tu futura suegra, quería invitar a la familia en Acción de Gracias. Al
principio pensé que sería una loca, pero cuando me dijo que mi hijo, Zayn Malik, estaba prometido con su hijo, Liam Payne, me vi obligado a pensar que quizá debía ser la verdad. ¿Estás comprometido?

Zayn no sabía qué contestar. Legalmente, podía afirmar que Liam y él tenían un
acuerdo de matrimonio, pero hasta que Liam le prometiera amor eterno, prefería
pensar que estaban «temporalmente unidos» y no prometidos del todo, aunque
tampoco tenía por qué contar toda la verdad.

—Eso era lo que querías, ¿no?

—Quería que te tomaras tu vida en serio. ¿Vas en serio con lo de ese matrimonio?

—Sí —en cuanto lo hubo dicho, Zayn comprendió que era verdad. Iba en serio con Liam, no era una mentira para aplacar a su padre. Empezaba a creer que había
encontrado a la persona ideal años atrás y le había llevado todo ese tiempo volver a
encontrarlo.

—¿Y no vas a dejar a éste chico como a todos los demás?

—No puedo prometerte que no haya momentos difíciles, pero tú tenías razón. Es hora de que empiece a tomarme la vida en serio.

Su padre asintió con la cabeza. —¿Y quién es este chico?

—Se llama Liam Payne y nos conocimos en la universidad. Él empezó tres años después que yo, pero vivía en el apartamento encima del mío.

—¿Qué clase de chico es?

—¿Qué narices significa eso? —preguntó Zayn, malhumorado—. ¿Y qué más da? Tú
querías que me casara y me voy a casar. Con quién me case no es asunto tuyo.

Su padre lanzó una maldición.
—Yo quiero que te cases con una persona a la que ames. Quiero que seas feliz,

—Y lo que tú quieres para mí siempre ha sido más importante que lo que quiero
yo para mí.

—No vamos a entrar ahora en eso —dijo Jim Malik—. ¿Quieres que acepte la
invitación, sí o no?

—No lo sé —Zayn se levantó y se acercó al sofá, donde tomó el abrigo que había
dejado antes allí—. No sé lo que vamos a hacer ese día. Hablaré con mi prometido
y te lo diré.

Legalmente suyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora