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Llevaba una mascarilla, y en su bolso traía bastantes bolsas, por si se le ocurría vomitar en media clase.

Estaba parado en la entrada de la escuela, se estaba arrepintiendo de su decisión de volver.
No quería ver a Saihara y a Akamatsu juntos denuevo.

Pero ya era tarde para arrepentirse.

Mientras caminaba hacia su salón de clases, la gente lo miraba extraño por su apariencia.

Lo admitía, había cambiado un poco, pero solo un poquito.

Su piel estaba más pálida y tenía ojeras sobresalientes, estaba desnutrido, a la vista de los demás, delgado hasta los huesos. Su pelo estaba desordenado, y más opaco de lo normal, las puntas que estaban siempre paradas esta vez se estaban cayendo poco a poco.

Pero según Kokichi, no estaba tan cambiado.

Podía oír a la gente susurrando cuestionandose si era el, y que le había pasado.

Que molestos.

—¡Shuichi! hermano, ¿Escuchaste? —Le hablo Kaito

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—¡Shuichi! hermano, ¿Escuchaste? —Le hablo Kaito.

—¿Que pasa, Kaito? —Dijo Shuichi.

¡El imbécil de Kokichi volvió! Sinceramente, no lo ví, pero escuche rumores.

Eso lo sorprendió.

¡Oye! ¿¡A dónde vas!?

Shuichi no dijo más y salió corriendo a ver al más pequeño, quería verlo con sus propios ojos, quería ver si estaba bien.

Recorrió casi toda la escuela, pero no lo encontraba.

Estaba por rendirse, hasta que lo vio.

Estaba en un rincón del patio, de espaldas, donde había un charco de agua, en el que se estaba viendo.

¡Ouma-kun! —Dijo llamando la atención del otro.

El llamado volteo a verlo.

—...

Ya no era el mismo.

El Ouma de antes siempre estaba sonriendo, parecía un sol.

Ahora... Parecía muerto.

...¿Que te paso?

—...

—Ouma-kun... —Intento acercarse a el, pero este retrocedió—. ¿Que pasa?

—Adiós. —Fue lo único que salió de su boca, para salir caminando.

O eso hubiera querido, porque el peliazul lo agarro del hombro para que no escapara.

Ouma-kun, no puedes hacerme esto todo el tiempo. —Le dijo con seriedad.

... ¡C-claro que p-puedo! Tu l-lo hiciste... —Dijo Ouma por fin hablando más.

El más alto se sorprendió, su voz no era como antes, se escuchaba... Dolorosa.
Una voz ronca, cortada, era como si apenas podía hablar.

—¿Estás bien? —Fue lo que dijo.

El más bajo se exaltó.

Shuichi no lo pudo evitar, verlo así... Lo asustaba y le generaba angustia.

Lo abrazo.

Perdoname Ouma-kun, nunca quise decir eso que te dije el día que fui a tu casa... Solo, la rabia me gano... —Exclamó con tristeza.

El más bajo no respondió, ni tampoco correspondió el abrazo.

Solo se quedó estático.

Hasta que algo lo hizo reaccionar.

Esa tos tan horrible.

Tomo una de las bolsas que tenía, apartó a Saihara y fue corriendo solo un poco más lejos de ahí.

Empezo a tocer y tocer, por alguna razón dolía mucho más.

Dolía.

Y mucho.


El peliazul solo se quedó mirando, inquieto.

Una vez que paro de tocer, empezó a pensar.







































































«Ya tome mi decisión.»

Blue petals with blood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora