¿𝙽𝚄𝙴𝚅𝙾 𝚂𝙷𝙸𝙿? ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂

02.

Al llegar a la puerta entró rápido y cerró la misma quedándose apoyado en ella de espalda calmando un poco su respiración – no es posible que esté pasando esto ahora, con lo bien que estábamos con marcos, voy a matar a Santiago – dijo murmurando a solas.

No sabía que había cambiado en su amigo, desde que el salió siempre había apoyado el ship que tenían con marcos en las redes y lo había aconsejado para que cuando este último salga estén juntos sin importar el qué dirán. Pero parece que eso ahora ya no era así.

Rápidamente se miró al espejo y comenzó a lavarse un poco la cara y el cuello con agua fría, necesitaba sacarse la transpiración que tenía de tanto sudar en el ida y vuelta anterior. – Agarro la toalla y se secó dispuesto a volver a la juntada. Era estúpida la discusión, lo que había pasado en ese viaje a Bariloche fue hace muchos años y no iba a volver a suceder, estaba bien con marcos y la mayoría de sus amigos sabían sus sentimientos hacia el salteño. respiro profundo y abrió la puerta, encontrándose con una figura conocida.

- Marcos... perdón justo salía, te dejo así haces tus cosas – dijo agarrándose con su mano derecha el pecho por el susto que había sentido al encontrárselo ni bien abrió la puerta.

A marcos normalmente le temblaba las manos cuando estaba cerca de Agustín, pero esta vez no podía dudar en nada si quería pelear por el amor de su agu. Abrió la puerta de par en par haciendo que esta choque contra la pared y vuelva golpeándoles un poco el brazo, se acercó a Agustín y le agarro la cintura haciéndolo para atrás para poder entrar más al baño. Dio un portazo y quedo a milímetros de la boca del ojiazul que lo miraba atónito sin entender lo que estaba pasando.

- No espere casi tres meses para que un payaso se quiera quedar con lo que es mío – dijo mientras le agarraba la barbilla dejándolo más cerca aún – y en este baño, te voy a demostrar que lo mío es mío y no lo pienso compartir con nadie.

Agustín se estremeció.

Con eso ultimo dicho junto sus bocas un poco desesperado, no tardo en abrir la misma dejando que su lengua comience a buscar la del contrario, al encontrarla comenzó una guerra entre las mismas.

El beso contaba con todo, mordidas, dientes, lengua, saliva por todos lados... la desesperación de esperar tantos meses se estaba haciendo presente en ese momento. Agustín trataba de seguirle el ritmo, pero muchas veces quedaba en el camino por los movimientos de Marcos, rodeo con sus brazos su cuello para poder tener un poco más de firmeza y conseguir que el ritmo sea parejo para ambos. Se separo un poco y no pudo resistir ante su vista, el salteño con los labios rojos, los ojos oscurecidos y con la respiración acelerada.

- Marcos... pará – dijo antes de que el salteño vuelva a juntar sus bocas sin dejar que siga hablando, un leve jadeo escapo de él cuándo sintió que Marcos poso ambas manos en cada una de sus nalgas apretándolas y con el mismo movimiento pegando sus erecciones que ya se hacían notar. Las ganas no podían aguantarse y la simple situación hacia que los dos se hayan excitado con tan solo un beso.

- No me pidas que pare porque no lo voy a hacer – dijo Marcos a milímetros de la boca de Agustín, comenzó a bajar por su cuello corriendo con una de sus manos la camisa que el ojiazul tenía. Dio una lamida en el lugar y comenzó a succionar y dejar pequeños besos húmedos en el mismo sitio – por ahí con esto deja de molestar y se da cuenta quien es el que te marca el cuerpo.

- Ah... - gimió Agustín cuando sintió como Marcos mordía su cuello sin piedad y para nada suave, estaba dejándolo todo marcado con distintos chupones por todo el lugar y su piel estaba delatando lo que sentía en ese momento, estaba sudando y con piel de gallina. El salteño se dio cuenta que los toques que le estaba dando al cuerpo del ojiazul causaban distintas sensaciones en él y no dudo en agarrar la parte delantera del pantalón de Agustín pudiendo desabrochar el botón y bajando un poco el cierre, sin dejar de darle cortos besos en su cuello. Contundente en su decisión metió su mano en el bóxer de Agustín agarrando su pene, sintiendo el estremecimiento del cuerpo en el contrario que le hizo formar una sonrisa de satisfacción ante tal reacción.