05.

2.9K 119 3
                                    

Abigail se despertó a la mañana siguiente, sintiéndose igual de vacía que el dia que Julian le dijo que lo dejara en paz. Pensar en el cordobés abrazándola, besándo su cabello y estando cerca suyo hacía que le doliese el corazón, porque sabía que había sido una cosa de una vez, un error. Un error del que ya se arrepentiría. Desbloqueó su teléfono y vió que tenía dos mensajes de Leandro, preguntándo si se podían ver y diciéndole lo mucho que sentía como se había comportado la noche anterior. Para su sorpresa tenía un mensaje de Enzo, preguntándole si Julian la había dejado en su casa. Cerrando los ojos, se dió cuenta. Por supuesto que no la había llevado hasta casa porque quisiera, sino porque Enzo se lo había pedido y por supuesto que hizo lo que su mejor amigo le dijo. Pensó en lo estúpida que había sido al pensar que Julian de verdad se acordaba de ella.

Y ese día Abby se juró a si misma que se olvidaría de Julian, que no malgastaría otra lágrima por él y que no volvería a imaginar lo que los dos podrían haber tenido para poder seguir adelante. Seguir adelante hacia un nuevo comienzo, una vida sin Julian y con Leandro.

Le respondió a su novio diciéndole que la buscara para que fueran en su auto a cenar. Le dijo lo arrepentido que estaba por lo que dijo y especialmente por haber empezado a beber de esa manera.

La morocha no mencionó que Julian la llevó a casa, quería, pero algo dentro queria mantener escondidos los recuerdos de aquella noche en la esquina más oscura de su corazón. No le podía decir a Leandro que había pasado la noche llorando en los brazos de Julian. El chico sabía de su relación con el castaño, pero Abby nunca le contó detalles de por qué los dos habían dejado de hablar, más que nada porque no podía soportar hablar de eso.

Habían pasado casi tres semanas sin que ella hubiera visto u oido algo sobre Julian, confirmando su teoría, que aquella noche no existía para él y que la quería fuera de su vida otra vez.

Y aunque ella podría haberse jurado dejar de pensar en él, era más difícil de lo que imaginó que seria.

Estaba bien cuando salía con sus amigos o con Leandro, pero justo cuando se cerraba la puerta de su cuarto, la cara de Julian aparecía en su mente. No poder sacárselo de la cabeza le ponía de los nervios, lo que era probablemente la razón de por qué estaba tirada en su cama un viernes por la noche viendo "Love, Rose". Una pelicula que le había empezado a encantar cuando todo se desmoronó, preguntándose una y otra vez si iba a ser así con Julian y ella. Siempre echándose de menos, nunca admitiendo sus sentimientos y viéndose uno al otro casarse con la persona equivocada.

Pero Abby sabía que su vida no era una película, ella no tenía un hijo y con Julian ya ni siquiera eran amigos. Leandro estaba de fiesta otra vez, una con temática de James Bond o algo asi. Le había dicho de ir, pero viendo lo que pasó la otra noche, la morocha claramente prefirió quedarse en casa. Aunque se había ofrecido a buscarlo cuando quisiera ya que se quedaría despierta hasta tarde viendo películas y pensando en la vida.

¿Crees que todo lo que nos pasa tiene que ver con el destino? — Preguntó Julian mientras estaban sentados en la cima de la pequeña colina que estaba escondida en el bosque cerca del country donde vivían.

Los dos habían descubierto el lugar cuando tenían diez años y había sido su lugar especial desde entonces. Ni siquiera Enzo o los hermanos de Julian conocían la existencia de ese sitio y de lo especial que era para Abby. Quién aún se arrepentía de que ese no hubiera sido el lugar en el que se besaron hacía cuatro años.

Ambos habían ido a ponerse al día con sus vidas y para hablar de todo lo que los preocupaba, pero sobre todo habían ido para tumbarse en el suelo y mirar al cielo. Incluso con dieciocho años, Julian estaba obsesionado con mirar las nubes y contarle a Abby la forma a la que le recordaban. Ella, por otro lado, siempre había estado interesada en las estrellas y constelaciones, la cual era la razón de por qué se escapaban de casa por la noche muy seguido.

Aún te pienso | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora