010.

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Mientras su madre seguía abrazando a Julian y diciéndole lo contenta que estaba porque había decidido unirse a la fiesta, el cerebro de Abby aún trataba de entender por qué estaba allí. No es que no estuviera contenta de verlo, pero era como una regla de la que nunca habían hablado: que ninguno fuera a la casa del otro desde que dejaron de hablar.

— ¿Queda lugar para mi? — Habló. — Disculpa por venir sin avisar. — Julian sonrió a la madre de Abby antes de que sus ojos se encontraran con los de ella por medio segundo.

— No. Por favor, sos bienvenido siempre. — La mujer sonrió mientras le daba otro abrazo. Definitivamente estaba esperando el momento en el que volvieran a hablar de nuevo porque podría jurar que le había guiñado el ojo por un segundo.

— Hola. — El chico en frente a ella le sonrió, sin estar seguro de si le iba a responder a lo que iba a decir o hacer. Después de hablar con Enzo sabía que tenía que arreglar su amistad de alguna manera y pensó que estar en las reuniones de su familia y estar para ella en diferentes situaciones de su vida podría hacer que Abby confiara en él otra vez. Y pasara lo que pasara, Julian estaba dispuesto a intentarlo.

— Hola, pasa. — Dijo devolviéndole la sonrisa.

— Eh. — Rascó su nuca. — Espero que no pase nada porque vine. Osea, me puedo ir. Tipo, sé que dijiste, que no me querías volver a ver. — Hizo una pausa. — Y que te deje en paz pero. — Julian empezó a tartamudear, antes de que Abby lo cortara con una sonrisa que se escapó de su boca. Siempre empezaba a tartamudear cuando estaba nervioso y francamente seguía pensando que era adorable cuando le pasaba.

— No, no. Pasa, no pasa nada.

— ¿En serio? — Decir que estaba sorprendido por su respuesta era quedarse corto. No sabía que esperarse cuando entró por la puerta, pero definitivamente no esperaba que la morocha le dijera que no pasaba nada.

— Estoy bastante segura que mi mamá se va a decepcionar si te vas. — No pudo evitar sonreír cuando pensó en la felicidad en la cara de su madre cuando vio a Julian.

Sus padres sabían que había pasado algo entre ellos dos, obviamente, pero no sabían los detalles suficientes y también fueron suficientemente amables para no hacer más preguntas porque sabían que Julian era un tema sensible y que Abby aún no lo había superado. No sabía lo que Julian le había dicho a sus padres, pero el hecho de que ni Enzo supiera lo que le pasaba por la cabeza al cordobés en ese entonces le hizo pensar que sabían lo mismo que los suyos.

Julian la siguió hasta el jardín, haciendo que sus hermanos se quedaran con la boca abierta cuando lo vieron aparecer detrás de ella. Ver a Abigail al lado de Julian era algo que no esperaban volver a ver. Leandro, por otro lado no parecia muy contento de ver que Julian había aparecido. Y, por extraño que parezca. Abby ni siquiera había pensado en la reacción de su novio al ver que su ex mejor amigo iba a estar ahí hasta que lo vió ir hacia ella, segundos después de que Julian se uniera a sus hermanos.

— ¿Por qué está acá? — Su novio gruñó mientras la envolvía con sus brazos, acercándola a él.

— ¿Capaz porque toda su familia está acá?

— Osea, si pero pensaba que ya no hablaban. Que lo odiabas o algo así. — Podía decirse que algo de Julian molestaba a Leandro. Normalmente no era alguien que se molestaba porque su novia hablara con otros chicos, pero verla hablar con Julian parecía intimidarlo.

— No. Nuestras familias son muy cercanas y nuestros papás son re amigos. — Se encogió de hombros antes de liberarse de los brazos de Leandro. — Gordo, ahora vengo, nesecito hablar rápido con alguien. — Se disculpó y fue hacia adentro. Tenía un presentimiento de como iba a seguir el día e iba a necesitar algo de ayuda.

Aún te pienso | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora