013.

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Eran las 7:30 de la mañana cuando Abby despertó por un pequeño rayo de sol que entraba por las ventanas. Mientras intentaba cambiar su posición en la cama, se dió cuenta de que no había vuelto a su casa la noche anterior y que aún estaba con Julian, lo que significaba que todo lo que había pasado habia sido real y no un sueño que había tenido.

El brazo de Julian seguía alrededor suyo y los dos habían entrelazado las manos mientras dormían. Cuidadosamente apartando su mano de la de Julian,y se movió para tumbarse sobre su espalda. Giró la cabeza para mirar al chico que dormia a su lado. Mirando sus rasgos bajo la suave luz de la mañana, sintió cómo le dolia de nuevo el corazón

Puede que hubiera estado para ella la noche anterior, pero las alarmas de su cabeza seguían sonando cada vez que le decía que estaba ahí para ella, ¿Era en serio? ¿Cuánto tardaría en decidir que Abby no merecia más su tiempo?

Julian se estaba levantando poco a poco, sacándola de sus pensamientos. El brazo alrededor suyo se apretó mientras acercaba a Abby hacia él y apoyaba su cabeza en la curva de su cuello. La mano de la morocha fue a su pelo y empezó a jugar con sus rizos.

— Como extrañaba esto. — Murmuró mientras le daba un beso en el cuello.

— ¡Julian! ¡Abby! ¡El desayuno! — Los gritos de Mariana llamándolos despertaron a Abby. Por supuesto que se habían dormido mientras veían una pelicula la noche anterior. Era normal para los dos despertarse en los brazos del otro, porque los dos dormían mucho mejor cuando estaban juntos.

— Juli, levántate. — Le dijo al chico, quien aún estaba dormido, con su cara escondida en su cuello, haciendo que Abby pensara como era capaz de respirar.

— Dejame. Necesito dormir y más y más abrazos. — Protestó. — Y vos también. — Murmuró antes de volver a dormirse casi de inmediato.

— Tu mamá va a venir y nos va a levantar igual si no lo hacemos ahora. — Rió mientras pellizcaba la mejilla de Julian, haciendo que levantara la cabeza con un gruñido.

— Que mala que sos.

— Y vos una morza. Levantate. — Dijo riendo mientras apartaba su brazo de su cintura y saltaba de la cama.

Yendo a Julian  lo sacó de su cama antes de arrastrarlo al baño para que se bañara y dejara de ser la persona más gruñona del mundo porque le parecía irritante. Después de ponerse unos pantalones de chandal de Julian y  una de sus sudaderas fue al piso de abajo. Por el camino, se encontró con un Julian envuelto en su toalla que iba corriendo a su habitación para vestirse. Acercandola a Abby a sus brazos se las ingenió para poner su cabello mojado en su cara, haciendo que se alejara de él.

Odio eso. — Rió mientras lo empujaba a su cuarto.

— Por eso lo hago. — Contestó riendo y cerró la puerta de su cuarto, dejando a Abby un poco nerviosa por el roce tan cercano que acababan de tener.

Llegando a la cocina, vió que todos los miembros de la familla estaban sentados en la mesa de la cocina, esperando que se unieran para el desayuno del domingo.

— Buenos dias chiquita. — Mariana le sonrió mientras le indicaba que se sentara. — No me digas que Julian sigue acostado.

— No. No. Se está vistiendo. Le costó levantarse hoy. — Dijo sin pensar en como decirlo sin que pareciera una indirecta.

— ¿Si? Mira vos. — Agustin se tentó de la risa haciendo que Abby le dedicara una mirada amenazante.

— Acaba de salir de la ducha, Alvarez. — Se quejó sacudiendole la cabeza al chico sonriente.

Aún te pienso | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora