Karmaland

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       Ambos hombres ya se encontraban fuera del ayuntamiento, el cielo estaba pintado en diferentes tonos anaranjados acompañado de unos bellos rayos de luz que creaban la sombra de los árboles, plantas y las viviendas del pueblo.
       Si pudiera describir con una sola palabra como se sentía en ese momento era...ansiedad...a pesar de que no había tanta gente fuera a esas horas, Quackity podía sentir las miradas de algunos pueblerinos que lo miraban sorprendidos, algunos de los niños y adultos del pueblo se le acercaron para abrázalo, algunas señoras llorando y otros preguntándose si se encontraba bien, después de todo, era uno de los héroes más jovenes y más queridos en Karmaland, además de que había desaparecido por 3 años.

       —¡Joven Quackity, nos alegra verlo sano y salvo!
       —Muchos pensaban que estaba muerto, ya pasaron 3 años.
       —¡El alcalde tenía razón, iba a volver!

       El hecho de tener que aparentar y contestar preguntas de si estaba bien y que porque había desaparecido lo estaban agobiando, esto no fue pasado desapercibido por el castaño.

       —Gente, se que estuvieron preocupados por el joven Quackity, pero por ahora déjenlo tranquilo, mañana se hará un anuncio en la tarde, así que por favor si pueden, difundan la noticia para que se preparen.

       La gente acepto y se retiraron del lugar dejándolos solos, causando un gran alivió en el híbrido.

       —No sabia que el Quackity de aquí era tan amado por todos...
       —Si, era muy carismático, y a pesar de ser algo caótico, se preocupaba por la gente, ¿en tu universo no pasaba eso? —preguntó el alcalde mientras continuaba la caminata pero se detuvo al ver que el de de ojos bicolor se había quedado callado.
       —No...prefería mantenerme alejado de todos...nunca sabes las intenciones de la gente...
       —...Eso es cierto...pero eso cambiará y te lo aseguro.
       —¿Por qué estas tan seguro?
       —Porque se como te sientes...el nunca poder confiar del todo en alguien...a mi también me traicionaron en el pasado...pero...por alguna razón algo me dice que puedo confiar yo en ti...y si ese es el caso, entonces me gustaría que también pudieras confiar en mi.

       Confiar en alguien solo porque esa persona confía en ti, aunque no sonaba mal, no podía simplemente confiar porque si, seguía sin conocerle, todavía dudaba sobre si lo que decía acerca del otro Quackity era verdad o solo era una excusa para tenerle cerca y mantenerlo vigilado.

       —Sabes que eso lleva mucho tiempo, ¿no?
       —Lo se, pero al menos espero que puedas igual confiar en mi. —dijo dandole una cálida sonrisa al más bajo.

       Ambos continuaron la caminata por el pueblo, Luzu le explicaba y mostraba algunos de los lugares más populares en el pueblo como el mercado, la plaza, la "biblioteca" o mejor conocido como el Karmamitas y por último el casino.

       —No mames...¿también hay un casino? —miró con asombro el volcán del cual brotaban ríos de lava hasta llegar al ahora lago de lava.— Si, fue idea del otro Quackity y Rubius...aunque bueno...después de lo que paso Rubius no quería tener nada que ver con el casino así que técnicamente yo soy el dueño al igual que el del Karmamitas, y no se me puede olvidar también que Illojuan tiene su propio negoció, es dueño de un chiringuito, aunque no lo creas, tiene mucha gente que va a pesar de estar algo retirado.
       —Wow...si que tienen muchas cosas...hasta ese Karmamitas suena interesante, tal vez debería inspeccionarlo. —comentó el azabache soltando una risita.
       —Si quieres te llevo a una cita, sirve también que me muestras que tal bailas~ —sonrió de forma traviesa.
       —Ora pendejo, ¿ya vas a empezar a chingar?

       El castaño no pudo evitar soltar una risa por la reacción del menor, ambos continuaron caminando por el lugar mirando alrededor mientras continuaban su platica, por parte de Luzu, trataba de hacer sentir al menor cómodo para que se fuera abriendo poco a poco con el.

Sick Desire - LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora