Sara Weasley nunca fue lo que Regulus Black creyó buscar en su "amor épico" realmente no lo buscaba, pero ella apareció, de la nada...
Algo dentro de él vivió cuando su sonrisa surgió, le hizo querer ese "algún día" con el que juraba no soñar...
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❝Ya no quiero hacer esto❞
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La pelirroja sonrió mientras Regulus terminaba de leer el capítulo 8 del libro que aún no terminaban luego de casi 2 semanas.
Hace una semana que, por alguna razón, ambos decidieron leer muchísimo más lento y pausado, alargaban todo lo que podían sus horas juntos.
-Una vez lo digo, Sage es mi mujer-Declaró la Weasley sin dejar de sonreír.
Ella estaba acostada sobre el regazo del Black, él parecía más que encantado de tener la oportunidad de tenerla cerca e incluso ella dejó que acaricie su cabello.
-Lo dices en cada capítulo-Se burló el ojigris-Pero sigo prefiriendo a Elara-
-¡Lo dices en cada capítulo!-Repitió Sara divertida.
La ojiazul vio su reloj pulsera y de repente abrió mucho sus ojos para luego levantarse rápidamente y tomar su bolso.
-¿Qué pasa?-Preguntó Regulus confundido.
-Tengo que ver a Sirius, vamos a hacerle una broma a Fabian Prewett por decir que me casaré con él-Explicó la chica.
-Hasta yo participo en eso si quieres-El castaño se levantó también-Deberías decirle de una vez que te vas a casar conmigo-
-¡Sigue soñando, corazón!-
La Gryffindor salió corriendo de ahí luego de decir esto, no se dio cuenta de la sonrisa que se formó en el rostro del Black al escucharla decir eso.
Ella corrió casi tres pisos hasta llegar a un tapiz en el cuarto piso, de Rowena Ravenclaw para ser exactos, se metió detrás del enorme tapiz y entró a los viejos pasillos secretos.
Recorrió el camino que ya conocía de memoria hasta llegar a una vieja puerta desgastada y entró a su oficina rápidamente.
Los viejos muebles rojos estaban donde siempre, igual la mesa para sus pociones y en la cama del perro estaba Sirius.
-¿Llegó muy tarde?-Preguntó la pelirroja.
-Unos 29 minutos, Paloma mía-Contestó el chico volviendo a su forma humana.
Él se acercó y besó su cabello con un cariño que solo le demuestra a dos personas en el mundo, a la misma Sara y a James Potter.
-Le dije a Cornamenta que podía venir, espero que no te moleste-Informó sentándose en la mesa mientras ella acaba la poción.
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