──── 𝟎𝟓 » convivencia.

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CAPÍTULO CINCO | PARTE I❝ SUCESOS CANÓNICOS ❞

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CAPÍTULO CINCO | PARTE I
SUCESOS CANÓNICOS

—Disculpe por venir a verla a estas horas.—

—No te disculpes, querido.— una vez más podía apreciar su bonita sonrisa —Me alegro tanto de que finalmente hallas terminado tu entrenamiento y con mucho éxito.— sus palabras eran exactamente las mismas que su madre diría si tan solo ella pudiera seguir respirando. Muy dentro del corazón de Wooryeon quería seguir oyendo esas palabras tantas veces durante todos los días de su vida —¿No te sientes agotado?, Estoy segura que fue muy pesado para ti— ella fue y tomó su mano derecha con cariño —deberías de comer algo antes de ir a tomar un baño para dormir a gusto. ¿Qué dices, Wooryeon?

—Sí. De acuerdo.— accedió a su oferta con mucho gusto.
Tomó su lugar al lado de la señora en la mesa que había dentro de la habitación. Yan An ordenó que trajeran tanta comida deliciosa que él podría degustar. Claro que devoró la mayor parte de aquellos platillos solo para darle un gusto a esa mujer de cabello albino.

—Cheori, tesoro.— desvió su mirada a la entrada hallando se con la hija de su maestro allí —Ven aquí. Saluda a Wooryeon, él acaba de volver de su entrenamiento.

La pequeña hija de Cheon Ma parecía sentirse intimidada por aquel niño. Algo que era inexplicable para Yan An, hasta estas alturas ella ya debería de sentirse menos presionada por él.
Quizás su intervención en esto generó los huecos en la historia inconclusos. Debería de hacer algo rápido para reparar aquella unión que debió de haberse dado en aquel jardín y que ella misma estropeó.

—No seas tímida. Wooryeon no muerde.— ella pensaba lo contrario.
Yeong fue muy atenta al cargar en sus brazos a la pequeña para llevarla hasta donde su madre —¿Qué sucede?, ¿Acaso no lo recuerdas?— intentó que se sintiera más a gusto con él en frente. El niño no parecía molestarse en intentar caerle bien a la más menor, se centraba en comer y beber del jugo que le trajeron. Nunca antes había comido tantos manjares desde su llegada a la secta —Ven, mira— tomó su manito y la puso encima del brazo del protagonista. Todo quedó en completo silencio y ambos niños petrificados —¿Lo ves? Él no te hizo daño. Wooryeon no serías capaz de hacerte algo, ¿Verdad, querido?

Él tan solo asintió.

¿Cómo debería de tomarse esa respuesta? Aún no sabía exactamente si ese chico quería vengarse de su padre por todos los actos crueles que cometió contra él y su familia. No deseaba tener contacto siquiera con Wooryeon o que su madre lo tuviese, ¿Y si nada cambia de lo original?, ¿Y si Wooryeon es quien asesina a su querida madre? Jamás se perdonaría que algo le pasará.

—¡No!— su negación tomó a todos por sorpresa. Se dió vuelta con prisa para dar su espalda al mayor suyo y ocultarse entre medio de los pechos de su progenitora.

—¿No?, ¿Por qué cariño?— aunque estuviese algo nerviosa por la reacción que podría tener el protagonista por esto, se sintió aliviada al ver que a él no parecía afectarle el no tener la confianza de la niña. Se lo tomó con muy poca importancia y solo volvió a su acción de disfrutar la comida —No te preocupes— devolvió su mirada a la señora —sé que ustedes serán muy cercanos con el tiempo. Deben de cuidarse el uno del otro. ¿De acuerdo?

—Sí.— respondió solo él. Ella parecía tratar de ignorarla porque persistía oculta entre su cuerpo.

—Señora mía.— Cleit ingresó a la alcoba minutos después —El maestro desea tener una charla con usted en el salón principal.—

—¿Sabes los motivos?—

—Los desconozco.— contestó.

—Entiendo.— cargó a su hija en sus brazos para dejarla encima de la silla donde antes ella se encontraba sentada. Dejó a ambos en la mesa juntos, cerca el uno del otro —Queridos, quédense aquí. Iré a ver que desea el señor y volveré rápido.— comunicó a ambos menores. Tomó rumbo al salón donde su esposo se encontraría.

Dentro del lugar solo quedaron las criadas a cargo del cuidado de los dos menores y estos. Cheori se sentía un poco nerviosa por esa mirada atenta del protagonista encima suyo. ¿Por qué la observaba como una potencial presa para devorar?

—Joven maestro— Yeong intervino por suerte en esa situación tan tensa —¿Desea que le sirva un poco más de jugo?— ofreció.

—Sí, gracias.— aceptó él.

—Joven señorita, ¿Usted no quiere nada para comer?— preguntó otra criada.

—No, gratias. (No, Gracias)— negó la oferta. Ella solo quería salir huyendo de ese lugar, pero no podía solo hacerlo porque estaba segura de que su madre la regañaría.

Wooryeon parecía ignorarla desde entonces. La mesa donde ambos niños se hallaba tenía una atmósfera muy tensa y solo ella parecía estar sintiendo la porque las demás mujeres a su alrededor los admiraban con ternura a ambos.

—Mi señor— ingresó al lugar después de haber sido anunciada por los hombres de su marido —¿Qué necesita de mí?

Cheon Ma apartó la atención de unos papeles en sus manos. Al divisar a su esposa delante suyo una sonrisa se dibujó en su rostro. El papel se incendió en sus manos y se convirtió en cenizas por completo.

—Deseaba tener un momento a solas contigo.— contestó. Era algo inesperado para ella, pero no demostró disgusto alguno —¿Te gustaría beber un poco de te?

—Me encantaría.— aceptó la oferta.

Ambos decidieron tomar asiento en frente de las puertas del salón principal que servía como sala de reuniones importantes del lugar. Por el momento todo se encontraba tan pacífico en sus vidas.
El te llegó sin tardanza y fue ella quien servía las tazas a ambos.

—Wooryeon volvió finalmente de su entrenamiento.— comentó para dar inició a la charla del tema —Me sentía algo preocupada por él debido a que aún es un pequeño para hacer algo así, pero resultó ser muy talentoso.

—Oí que ordenaste durante todo este tiempo mantener en orden y limpio el dormitorio de ese niño.—

—Así es.— bebió un poco del te. En su vida anterior no era muy fanática de esta infusión, pero el que disgusta actualmente era totalmente diferente. Su gusto cambió rápido y ahora podía referirse a esto como un gusto nuevo —No podía dejar que su dormitorio se llenara de polvo o que las arañas hicieras de las suyas. En un lugar así no puede estar un niño.

—No llegue a pensar que te agradaría.— confesó.

—¿De qué habla?— ella le miró con algo de enfado —Se trata de un pequeño niño, él no tiene que sufrir por nada.— oír eso le generó una sonrisa a él. Sí, quizás se sienta culpable por lo que le hizo pasar a ese mocoso, pero ahora se sentía menos presionado por la culpa brindándole un poco del cariño de su esposa a él —Además, él y Cheori crecerán juntos— el oír eso no le agradaba mucho —deben de llegar a quererse el uno con el otro para protegerse.

—No hace falta que nadie más proteja a nuestra hija.— su voz sería tomó desprevenida a la albina —Esa tarea solo puedo hacerlo yo.

Sonó como cualquier padre celoso. Era encantador.

—Por supuesto, Cheori tiene tanta suerte de tenerlo.— no controló sus risas y dejó que estás salieran generandole al pelirrojo un sin fin de sentimientos encontrados recientemente.

Jamás imagino que esa mujer se vería tan hermosa a la luz de la luna.

𝐅𝐋𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐇𝐈𝐄𝐋𝐎 | I am the precious daughter of the Greatest Villain✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora