𝐅|❝ la vida me ha dado el regalo más encantador de todos, una familia a la cual amar y proteger ❞
| «La Preciosa Hija del Monstruoso
Villano de las Artes Marciales» no
me pertenece, sino a su respectivo
autor, por lo que le cedo
sus respecti...
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CAPITULO SIETE | PARTE I ❝ LA ENFERMEDAD DE WOORYEON ❞
Cheon Ma golpeó deliberadamente fuerte a Wooryeon con la espada de madera sin tener cuidado alguno en herirlo. Aunque él no cayó al suelo con su cuerpo completo, sí raspó sus rodillas contra el suelo de piedra del campo de entrenamiento que se encontraba detrás de la mansión principal de la Secta.
—Duele. —pensó intentando retener sus sentimientos de dolor lo mejor posible, si derramaba aunque sea una sola lágrima podría ser faltar para él.
—De pie. —ordenó el líder con un tono de voz demasiado fuerte que hizo temblar de nervios al más joven—. Cuando estés en un combate de verdad, tu enemigo aprovechará cualquier oportunidad para darle fin a tu vida. No te quedes demasiado tiempo lamentandote en el suelo.
—Sí, maestro. —se levantó al instante y volvió a ponerse en postura correcta con su espada de madera. Aguardó a que él diera el primer paso, pero no esperó que el líder de la secta demoníaca tomará una velocidad demasiado rápida que le fue hasta imposible de ver sus movimientos. Cuando sintió el golpe de la madera en su brazo derecho donde tenía el arma suya supo que había sido derrotado. Otra vez.
Tiró el palo y cayó definitivamente al suelo por el golpe. Golpeó su hombro, pero ahora el mayor dolor estaba en su brazo.
—Eso fue lamentable. —comentó el pelirrojo. Caminó lentamente hasta estar delante del niño y pararse firme—. Si hubiera sido una pelea de verdad, ya habrías quedado inútil. Tu brazo alimentaria a los gusanos. —fue un comentario demasiado cruel. Wooryeon entendía que fue un entrenamiento de parte suya demasiado lamentable, parecía ser que después de tanto tiempo de esfuerzo nada había dado frutos como quería—. Creí que darte el tiempo suficiente para meditar te ayudaría en algo, ¿qué has estado haciendo?
—Lo lamento, maestro. —contestó cabizbajo—. Trataré de...mejorar para la próxima vez.
—Hazlo. —ordenó—. La próxima vez, no seré tan suave como lo fui hoy.
¿A eso le llama él "suave"? Fue una tortura de la cual parecía no tener fin, así fue como lo sintió estas dos horas de entrenamiento con esté hombre. En el momento en el que Cheon Ma se retiró del campo de entrenamiento, fue el momento que pude finalmente liberar las lágrimas que tanto había estado reteniendo durante demasiado tiempo. ¿Habrá sufrido alguna herida interna preocupante? Temía demasiado que fuera así, podría impedirle el seguir entrenando. ¿Cómo entonces saldría con prisa del infierno que se avecinaba?
—¡Señora!, ¡Señora! —un par de jóvenes muchachas que servían a la secta demoníaca venían a corriendas por los pasillos del palacio de la señora, llamándola a gritos con demasiada preocupación. Yan Han oyó estos gritos y dejó el bordado que estaba haciendo de lado para poner atención con prisa a estás chicas.
