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Sahira cada tanto recordaba que aun le gustaba Aonung, sin embargo, ahí estaba Neteyam

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Sahira cada tanto recordaba que aun le gustaba Aonung, sin embargo, ahí estaba Neteyam.

—¿Qué haces? —le pregunto el acercándose a ella mientras estaba sola, pensando.

—Pensar —contesto ella sin inquietud alguna.

—¿Qué pensabas?

Siempre tan curioso, era una virtud de él. Era curioso saber que el fue el mismo que le pidió dejar la lampara en el festival, Sahira recordaba ese día a la perfección.

Los dos estaban juntos, en la orilla del mar, viendo como aquellas lámparas se iban alejando poco a poco, sin embargo, la pequeña lampara del contrario se hundió primero.

—Tu lampara se hundió primero, la mía no —habló ella.

—Tal vez no estaba muy bien hecha, no importa, tu eres muy buena haciendo lámparas, te enseñe mucho mejor que Kiri —contrarresto él, estaba alardeando de que sabía hacer mejores lámparas.

Los dos quedaron en silencio.

—¿Por qué me elegiste? —Neteyam la miro confuso— ya sabes, para dejar las lámparas, supuestamente es alguien a quien consideres importante.

—Ya se eso, me diste pena.

Sahira hizo una mueca, Neteyam automáticamente trato de arreglar la situación.

—No, no, no —empezó a negar—. Bueno, sí, pero no de la manera que tú crees —dio un pequeño suspiro para verla a los ojos—, me dio pena como Aonung no te elegia, se que esperabas que el te elija, bueno, es tu esposo deberia haberte elegido, pero no lo hizo.

Solo una gran antorcha les alumbraba entre todos los na'vi presentes que aun seguían dejando sus linternas en pareja, pero entre todas esas criaturas, las que mas resaltaban en ese lugar eran Sahira y Neteyam.

—Eres importante para mí, Sahira —tomo la mano de ella para llevarla a su corazón, que sienta los latidos de el—. Te veo.

Sahira salió del trance, Neteyam la observaba con una ceja levantada.

—¿Qué te pasa? —curioseo el chico.

—Pensaba sobre el otro día, en el festival.

—¿Aonung? —pregunto una vez más.

Ella no pensaba en Aonung, pensaba en Neteyam.

—Si... Aonung —mintió.

Aonung se comportaba raro, trataba de acercarse a ella, claramente con nulas respuestas, pero aun así lo intentaba.

Llegaba mas temprano a casa, eso era algo demasiado raro, hace ya seis meses que estaban completamente distanciados.

—Realmente no me importa Aonung, no sé qué le pasa.

𝐎𝐧𝐞 𝐋𝐚𝐬𝐭 𝐓𝐢𝐦𝐞 | 𝐀𝐎𝐍𝐔𝐍𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora