Cap 15 [ Como si fuera un dulce rollo de canela... ]

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POV Dipper

La mañana llegó, apenas desperté y ya estaba pensando en el montón de cosas que pasarían hoy, en la infinidad de probabilidades que podrían hacer de este un muy buen día o un lastre en mis recuerdos.

Mabel – Dipper! Dipper! Corre! Vamos a recibir a nuestros tíos! –

Mabel me levantó brincando de un lado a otro junto con pato. Me enderecé y pensé positivo, este sería el primer día en mucho, mucho tiempo que volvería a ver a mis tíos.

Dipper – Mabel! ¡Espera! -

Me vestí aprisa y con mi mochila en hombros salí intentando alcanzar a Mabel que se dirigía corriendo a la estación de bus.

Soos - ¡Chicos! ¡Esperen! –

Nuestro amigo Soos también venía corriendo detrás de nosotros. Juntos llegamos a la estación de autobús, desde donde vimos llegar un solo camión con nada más que dos pasajeros.

Al abrirse las puertas de ellas bajaron dos ancianos que se peleaban entre ellos por ver quien se llevaba las maletas; esos ancianos eran nuestros tíos.

- Tío Stan! Tío Ford! –

Mi hermana y yo gritamos al unísono al ver nuestros queridos tíos abuelos llegar.

- Niños! –

Ambos nos saludaron con mucho gusto y un abrazo, al que se unió Soos, claro. Las risas y los abrazos zozobraban con alegría, en ese momento sentía que era un muy buen día.

Mabel - ¿Cómo les fue en su viaje de aventuras de hermanos gemelos aventura? –

Stan – De maravilla! ¡Encontramos un gigantesco cofre del tesoro! –

Ford – Que luego perdiste apostándolo en un bar de mala muerte. –

Stan – Oye! Recuperé el dinero. –

Ford – Porque golpeaste al tipo! –

Stan – Ñe, ese anciano era un estafador. –

Mi hermana y yo nos reíamos de las curiosas historias que nuestros tíos nos contaban, ya ansiaba escuchar todas sus aventuras.

Stan – Bien Soos, dile a tu abuela que prepare los panqueques, este viejo y atractivo hombre tiene mucha hambre. –

Soos – Oh! De hecho, señor Stan se me ocurría que podíamos ir a la nueva panadería del lugar, los dueños son señores muy amables y arrugaditos como usted. -

Y ahí va mi suerte... por un caño. Sé que ayer hice todo para prevenirme en caso de que esto ocurriera, pero aun así tenía una pequeña esperanza de que no fuera así, que no tuviera que arriesgar el cuello ni el de mi amigo.

No me quedó de otra, una vez mis tíos dejaron sus cosas en la cabaña del misterio nos fuimos al centro de Gravity Falls, pues ahí se encontraba la ahora famosa "Panadería Thomeredith"

Había muchísima gente, creo que eso era algo bueno, pues así quizás Ben no llamaría la atención.

Al parecer el pueblo reconocía muy bien a mis tíos, y les recordaban con cierto cariño, pues todo mundo les saludaba con respeto y alegría, les daban la bienvenida, hasta Linda Susan le guiñó el ojo a mi tío Stan... creo.

Ford – Ja, es bueno saber que tanto trabajo valió la pena. –

Stan – Es cierto, creo que ahora soy tan famoso como Elvis, apuesto a que si me postulo como alcalde otra vez seguro que me eligen. –

Me alegraba mucho ver a mis tíos tan unidos, eso me dio ánimos de penar positivo, y que nada malo pasaría hoy.

Una vez el listón rojo fue cortado por la alegre pareja todo el mundo entró al local a degustar los dulces postres que ahí se vendían. Claro, mi tío Stan y Soos corrieron por las muestras gratis.

Yo me puse a observar los panes de las vitrinas, se veían tan ricos. El estilo hogareño del lugar traía cierta paz, que junto con la cálida luz de la mañana hacían el local singularmente agradable.

De pronto escuché la voz de asombro de Mabel.

Mabel – Wooow... se ve como un dulce y acaramelado rollo de canela.... –

Dipper – Es porque son rollos de canela Mabel. –

De pronto Mabel giró mi cabeza a la fuerza, haciéndome voltear al mostrador, donde la perfecta imagen de una escena de cine clásico envolvía el aura de un chico de rubios cabellos y ojos miel... las luces sobre su bronceada piel le hacían parecer el caramelo de los dulces panes azucarados, y el brillo del sol a través de sus dorados cabellos parecían hilos de miel.

Su cara, su porte, todo parecía hecho apropósito para hacerme suspirar...

Digo, QUE?!

Ay no, justo esto no. Mabel, al igual que todas las chicas en el local quedaron engatusadas al ver al chico del mostrador, que no era nada más ni nada menos que Ben, atendiendo los pedidos con una singular aura de atracción a su alrededor.

Mabel – Quién ese chico... –

Una vez que a Mabel le brillan los ojos como caricatura japonesa no hay marcha atrás, se enamoró.

Ford – Ja, que curioso, ese chico me resulta ligeramente familiar... -

Oh no... rayos... Rayos! Empecé a sudar frío, tan solo esperaba el momento en que la panadería explotara para volverse todo un desastre... pero entonces...

Ford – Hum... y a la vez no recuerdo haberlo visto en ningún lado. –

Fiuuuh... Sentí como el aire volvió a mis pulmones. Ver a mi tío restarle total importancia al asunto me tranquilizó... Lo cual no duró mucho porque Mabel empezó a sacudirme como calcetín.

Mabel – HIIIIIIII! Dipper! Quién es él! –

Mi hermana gritaba cual chinchilla, a susurros, pero aun así era muy obvia. Yo intentaba calmarla y buscar una respuesta, ¡pero simplemente no se me ocurría ningún escape!

Dipper – Él, bueno, Yo.. yo no... nunca... -

Al ver al mostrador el chico rubio me miró y al cruzar accidentalmente miradas habló.

- ¡Hola Dipper! –

De pronto todas las personas me voltearon a ver, pero no, no era esa atención que alguna vez me interesó tener de las chicas de mi edad, todas en ese momento me vieron porque notaron con claridad como el chico perfecto de la panadería me regaló una sonrisa en el más caricaturesco saludo cual si fuera modelo de comercial.

Trágame tierra...

No podía saber si las miradas eran de odio, asombro o interés, lo único que podía notar era la total intriga de todos a mi alrededor, ¿Cómo murciélagos Dipper Pines, el chico más raro en Oregon, podía conocer al señor perfección?

UGH! Creo que ya me cayó mal otra vez....

No Estoy Mintiendo ◬ Este es mi escape mentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora