Bahía

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Mu Qing no iba a mentir diciendo que despertó como si nada.

Un extraño pesar lo envolvía, ni siquiera supo del todo, de donde tomó fuerzas para levantarse de la cama, las palabras del kraken no lo habían dejado dormir.

Un beso de amor verdadero.

¿Dónde demonios conseguiría un beso de amor verdadero en menos de un mes?

De mala gana se levantó, tomó una ducha y salió, algo despeinado realmente, no se molestó en cuidar demasiado aquello, y aunque vio a Feng Xin caminar junto a Xie Lian, los dos conversaban animados, con el castaño más bajo riendo un poco, y Hua Cheng, a unos metros sin dejar de ver al primer príncipe heredero del Este, y escuchando de la misma forma a Wei Wuxian, que también veía a ambos príncipes caminar hacia el otro.

Y aunque Mu Qing no lo notó, Xie Lian admiró el intercambio de miradas entre su hermano y el príncipe terrestre. Una atracción obvia, y una especie de complicidad que ninguno de los dos parecían realmente percatarse, pero la mirada, la mirada que Feng Xin le dio a Mu Qing lo delataba por completo.

Le gustaba. Y no de una forma amigable, sino de una forma romántica, había un muy muy ligero brillo en el rabillo del ojo del castaño más alto que hablaba por sus sentimientos internos, que tal vez, ni él mismo había percibido.

Y es que el platinado era contrario y diferente a Feng Xin, pero al mismo tiempo tan parecido, que el segundo príncipe terrestre se iba a dormir pensando en aquello, y despertaba sin poder quitar de su mente la fría pero honesta mirada de su acompañante de todos los días desde hace semanas.

Además, jamás olvidaría el perfecto dominio que tenía usando la espada, parecía haber sido entrenado por algún general como Jiang Cheng o Wei Wuxian, y, aunque era una espada lo que manejaba a la perfección, lo hacía con tanta delicadeza que parecía usar una pluma en su lugar.

"Que bueno que te encuentro Mu Qing, justo íbamos a ir a despertarte para el desayuno"

"¿No has desayunado?" -El platinado preguntó con ligera sorpresa hacia el castaño más alto, que solía desayunar temprano, y que negó al verle-.

"Hay algo de lo que quiero hablar contigo" -Feng Xin habló esta vez hacia Mu Qing que solo entrecerró ligeramente los ojos antes de asentir-.

Y Xie Lian que había notado la interacción algo íntima entre ambos, desvío la mirada hacia el hechicero que seguía mirándole atento, al parecer Hua Cheng leyó sus pensamientos porque sólo elevó los hombros en respuesta a algo que ni siquiera tuvo que preguntar.

Pasaban de las dos de la tarde de ese mismo día cuando Mu Qing y Feng Xin navegaban en el océano en el barco del castaño, junto al príncipe heredero terrestre Liu Qingge, los dos generales reales, el kraken, y el príncipe heredero del océano del r...

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Pasaban de las dos de la tarde de ese mismo día cuando Mu Qing y Feng Xin navegaban en el océano en el barco del castaño, junto al príncipe heredero terrestre Liu Qingge, los dos generales reales, el kraken, y el príncipe heredero del océano del reino del Este, Xie Lian.

Mu Qing no lo admitiría, pero temblaba por dentro, aunque Hua Cheng le había asegurado que incluso si se caía al océano no volvería a este, el platinado se encontraba en medio del barco, envuelto en una manta, y fingiendo tener frío para que no lo obligarán a acercarse a la parte de enfrente del barco, del cual le habían explicado todos los nombres de las partes del barco cuando iba a la escuela en el mar, pero, que en ese momento no tenía cabeza para recordarlos. 

Redbone (𝐅𝐞𝐧𝐠𝐪𝐢𝐧𝐠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora