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"¿Estás seguro de esto?" -Mu Qing le preguntó mientras tomaba la mano del contrario al caminar tras él, ambos se pudieron nerviosos por aquello, Mu Qing quería soltarse, pero el contrario no lo dejó. Feng Xin sólo asintió en respuesta-.

Ambos iban disfrazados, y usando grandes capuchas para que nadie los descubriera.

Pasaban de las cinco de la mañana cuando los dos salían del castillo, con el platinado sin tener la menor idea de a donde iban, y en ese momento, poco antes de las seis, se encontraban subiendo una montaña, con el tritón preguntándose por qué lo había seguido tan facilmente y para qué quería subirlo a esta.

Al llegar, tomó aire, y recibió un poco de agua de parte del castaño, notando que parecía ser una especie de picnic, con vista hacia el horizonte.

"Veremos el amanecer (juntos)" -Feng Xin habló con una sonrisa hacia él, que detuvo la respiración del platinado unos segundos, antes de volver a respirar fuerte tratando de no notar aquello, y caminó hacia él, sobre la especie de manta que el príncipe terrestre había colocado, y que hizo preguntarse al mayor, desde que hora se había despertado para poder hacer todo eso-.

"¿Dormiste algo?"

"Un poco, después de que volvimos del océano, desperté cerca de las tres de la mañana y pensé que sería buena idea venir a verlo" -El tritón asintió, sentándose junto a él sin mucho espacio entre ambos, y con un silencio sin ser incómodo mientras admiraban el horizonte-. "¿Cuáles son tus planes a futuro?"

"Específica, idiota" -El humano frunció el ceño, no sin antes bufar-.

"¿Planeas volver de donde veniste?... Porque me gustaría que te quedaras" -Y Mu Qing sintió una opresión en el pecho algo dolorosa al escucharle-. "No quiero que te vayas, imbecil, no me he llevado así de bien con nadie, nunca si lo pienso mucho, no te voy a obligar a que te quedes, pero si quieres quedarte, eres bienvenido"

Mu Qing no respondió, en realidad no pudo hacerlo, el sol comenzó a salir, después de un rato, los jóvenes herederos admiraron el amanecer.

Era precioso, el platinado jamás había visto un amanecer tan nítido, Feng Xin había encontrado el lugar perfecto para admirar este, y los dos veían con atención el cambio de tonalidades en el cielo, que pasaron de un azul cada vez más claro, a un brillante amarillo que poco a poco fue poniéndose más alto ignorando las nubes que parecían querer detenerlo.

Mu Qing no iba a admitirlo, pero podía sentir su propia respiración comenzar a fallarle un poco más que desde hace días, no lo había notado del todo en un inicio porque no se sentía tan pesado, pero, en estos momentos, mientras admiraba al guapo castaño junto a él, se admitió a su mismo que se estaba ahogando, de forma literal, y de amor.

"¿P-por qué tu no vienes conmigo?" -No supo de donde reunió todo el coraje para preguntarle aquello, incluso agradeció que el contrario no se burlara por su tartamudeo, y cuando Feng Xin le miró, no desvió la mirada-.

"¿A donde iremos?"

"Hay algo que tengo que decirte, y tal vez no me creas del todo" -El castaño entrecerró los ojos mirándole con atención-. "Mi nombre si es Mu Qing, segundo príncipe heredero, con rango de general marcial, Xie Lian es mi hermano mayor" - La sorpresa adornó en el rostro  del príncipe terrestre, que no dudó de aquello por la forma de moverse o de actuar en ambos-. "Y no somos de aquí, realmente no, ni siquiera somos h-"

"Aquí están" -Un Wei Wuxian apareció con la respiración agitada, se veía pálido, los dos menores se separaron poniéndose de pie, y el recién llegado incluso ignoró que había interrumpido su conversación-. "No sé realmente, uhm, Mu Qing" -El mayor tosió después de aclarar su garganta-. "Aah, no importa, necesito que vengas"

Redbone (𝐅𝐞𝐧𝐠𝐪𝐢𝐧𝐠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora