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     —También tengo otro libro que le puede resultar muy interesante, Sr. Bon. —Luffy hacía equilibrio con un pie sobre la escalera de la biblioteca, mientras que con el otro se apoyaba en el borde de un estante y se estiraba para alcanzar un volumen que estaba en la parte más alta del armario. —Este también contiene información fascinante sobre la leyenda de la Isla del Oro. Y me parece que hay otro más, que debería examinar.

     —Por favor, tenga cuidado, joven Luffy. —Bon Kurei sostenía la escalera por ambos lados, para mantenerlo derecho. Observaba a Luffy, que volvía a estirarse para tomar otro tomo de un estante alto.— Seguramente va a caerse si no tiene cuidado.

     —No hay cuidado. Le aseguro que estoy acostumbrado a estas cosas. Bueno, yo utilicé esta obra cuando escribí mi último informe para la publicación trimestral de la Sociedad de Viajes y Exploración. Es muy útil porque contiene datos sobre los insólitos hábitos de los habitantes de ciertas islas de los mares del sur.

     —Es usted muy amable por prestármelo, joven Luffy, pero realmente me preocupa mucho verlo en esa posición sobre la escalera.

     —No se inquiete, señor. —Luffy miró a Bon con una sonrisa tranquilizante, pero notó que el hombre tenía una expresión de lo más extraña. Sus pálidos ojos cansados estaban inmóviles y tenía la boca abierta.

     —¿Se siente mal, Sr. Bon?

     —No, en absoluto, joven Luffy. —Bon se humedeció los labios y siguió mirándolo fijamente.

     —¿Está seguro? Parece que tuviera nauseas. Si así lo desea, puedo bajar estos libros en otro momento.

     —¡No! No podría esperar otro día más. Le juro que estoy bien. La verdad es que usted ha reavivado mi curiosidad sobre la leyenda de la Isla de Oro, Luffy. No podría irme de aquí sin más material para estudiar.

     —Bueno, entonces, si está seguro... Este libro trata sobre las fascinantes costumbres de la legendaria Isla del Oro. En lo personal, siempre creí que las costumbres de otras tierras son fascinantes.

     —¿De verdad?

     —¡Sí! Como hombre de mundo, pienso que estas cosas son muy estimulantes. Los rituales de la noche de bodas de los habitantes de la Isla del Oro son particularmente interesantes. —Luffy pasó varias páginas del antiguo libro y luego se atrevió a mirar a Bon nuevamente.

Decididamente, algo estaba mal, pensó Luffy. La expresión de Bon realmente empezaba a inquietarlo. No lo miraba directamente a los ojos; más bien, más abajo.

     —¿Hablaba de los rituales de la noche de bodas, joven Luffy?

     —Sí. Costumbres insólitas, por cierto. —Luffy frunció el ceño, concentrado. —Aparentemente, el novio entrega a la novia un gran objeto de oro, en forma de falo.

     —¿De falo, dijo usted, joven Luffy? —La voz de Bon sonó como si alguien hubiera estado estrangulándole.

Por fin, Luffy se dio cuenta que, desde la posición en que estaba, Bon veía perfectamente lo que tenía entre sus piernas.

     —¡Rayos! —Luffy perdió el equilibrio y se sujetó en el travesaño superior de la escalera. Uno de los libros que tenía en la mano cayó sobre la alfombra.

     —¿Le sucede algo malo, mi querido Luffy? —preguntó Bon de inmediato.

Mortificado al darse cuenta de que se había expuesto en mayor parte a la descarada mirada del hombre, conociendo su orientación, Luffy se sintió muy acalorado.

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