La noche siguiente, Luffy estaba sentado ante su escritorio, mirando el cabello de Zoro. De un tono verdoso oscuro y abundante, estaba cepillado por detrás de las orejas, llegando hasta el cuello de la camisa. No había dudas de que su estilo estaba pasado de moda y que contribuía a su aspecto salvaje. Pero a Luffy no le importaba. Todo lo que quería hacer era poder pasar la mano sobre él y comprobar su textura.
Era la primera vez en la vida que sentía deseos sobre una persona, y aun más recorrer la cabellera de un hombre con los dedos.
Zoro estaba sentado en un sillón, frente a la chimenea, con las piernas extendidas hacia adelante. Llevaba botas y leía un libro que había escogido de un estante cercano.
El brillo del fuego acentuaba más sus rasgos duros. Después de la cena, se había quitado la chaqueta. Luffy ya se había habituado a que no se pusiera corbata, pero aún le perturbaba el hecho de que estuviera en mangas de camisa. Aunque ambos eran hombres, estando en la misma sala que él, a solas, resaltaba más las diferencias físicas de ambos.
Tan embriagante sensación de intimidad lo elevaba dos centímetros del suelo. Tenía escalofríos. No podía evitar preguntarse si Zoro no estaría sintiendo otra cosa, además del cansancio lógico del día.
Era casi medianoche, pero aún no daba señales de querer retirarse a su cabaña. La Sra. Dadan se había ido a su cuarto después de la cena. Sanji, Nami y Robin hacía horas que se habían acostado. Minotauro se había ido a la cocina.
Luffy estaba a solas con Zoro, consumido por una extraña y desconocida inquietud. Esos sentimientos habían ido cobrando intensidad cada noche, desde la llegada de Zoro. Por cuanto a él concernía, Zoro no se mostraba para nada incómodo ante tanta intimidad.
Luffy sintió urgencia de hablar por él. Vaciló. Luego cerró el diario de Olivia con un fuerte golpe.
Zoro levantó la vista de su lectura y le sonrió con picardía. —¿Va progresando, Luffy?
—Eso creo —dijo Luffy—. La mayoría de los datos son prosaicos. A simple vista, no es más que un diario que relata los eventos del día. Parece referirse al período desde el que la Sra. Nico Olivia se comprometió, hasta los primeros meses de casada, con un tal Sr. Ryder.
La mirada de Zoro se volvió enigmática. —¿Ryder?
—Ella parece muy feliz con él —Luffy sonrió.—Le llama su "amado Sr. Ryder".
—Ya veo.
—De hecho, es la única manera que emplea para llamarle, aunque está casada con él. Extraño, pero es así. Debe de haber sido una dama muy formal.
—Eso parece. —La voz de Zoro sonaba extraña. Estaba casi aliviado.
—Como ya le he dicho, el diario parece algo vulgar, con la diferencia de que está escrito en una combinación de inglés, griego y latín. Pero cada cierto número de páginas, me encuentro con una serie de números, mezclados entre los párrafos, que parecen no tener ningún sentido. Creo que esos números y esas palabras son las claves de lo que estoy buscando.
—Suena bastante complicado, pero creo que así son los códigos.
—Sí. —Luffy detectó una falta de interés en Zoro. Sabía que había llegado el momento de cambiar de tema.
Empezaba a darse cuenta de que, por alguna razón, el misterio del diario de Olivia no presentaba ningún atractivo intelectual para Zoro. De hecho, se mostraba genuinamente aburrido cuando él lo mencionaba. Y eso le decepcionaba, porque habría preferido discutir sus hallazgos con él.
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Bucanero
FanfictionMonkey D. Luffy prefiere seguir soltero aún con sus veinticinco años. Cargaba con la responsabilidad de criar a sus incorregibles sobrinos huérfanos. Sin embargo, en sus momentos libres, este joven curioso y distraído se dedicaba a su verdadera pasi...