04

60 10 7
                                    

Fuego, como una llama salvaje e implacable, corrió en las venas de Luffy. Estaba tan azorado, como estimulado.

La boca de Zoro era caliente, persuasiva y exigente. Lo convencía, lo conquistaba. En reacción a sus labios, que se movían sobre los de él sin cesar. Luffy no dejaba de temblar.

Sentía el calor del cuerpo de Zoro y la fuerza de sus manos. Sabía que estaba volviéndose terriblemente vulnerable ante él, pero no le importaba, porque estaba disfrutando mucho de aquella experiencia. Soltó sus manos que habían estrujado la camisa y lo subió hasta posarlo sobre el cuello de Zoro, sosteniéndose en esa masa de músculo y atrayéndolo más, todavía, como si de ello dependiera toda su vida, mientras Zoro lo conducía a un mar de sensaciones.

Zoro gimió cuando Luffy abrió la boca, ante su sutil insistencia.

     —Estoy ansioso por saber de qué me despojarás —murmuró Zoro contra sus labios y, al instante, se encontró en el interior de su boca.

Cuando Zoro le tocó la lengua con la suya, Luffy se asombró. Instintivamente, trató de retirarlo.

     —Todavía no —le urgió Zoro—. Quiero saborearte.

Luffy se sintió cautivado por esas palabras. —¿Saborearme?

     —Así. —Zoro volvió a tomar la boca de Luffy una vez más, saboreándolo plenamente.— Y así. Maldición, eres más embriagador que el más fino brandy.

Luffy dejó que le echara la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, totalmente abandonado por la delicia de experimentar ser besado por Zoro..

Sintió que Zoro cambiaba sus manos de posición. Pasó ambos brazos por encima de sus rodillas e hizo que abrazara su cintura con las piernas, sosteniéndolo por los muslos. Luffy suspiró profundamente cuando él lo levantó para transportarlo hacia el otro lado de la sala.

Entonces, abrió los ojos y le miró, cuando lo depositaba sobre los almohadones de terciopelo del sofá. Advirtió un apetito incontenible en los ojos de Zoro y supo que dentro de él también había algo que respondía a ese apetito. Nunca se había sentido tan gloriosamente vivo.

     —Todo esto es muy extraño —Luffy le tocó el rostro, embelesado.— Me siento como si estuviera a punto de emprender un largo viaje, hacia una tierra desconocida.

     —Yo también —La sonrisa de Zoro fue lenta y sensual. Se hincó sobre una de sus rodillas, en el suelo, junto al sofá.— Haremos este viaje juntos, pequeño pirata.

Sin poder mencionar palabra alguna, Luffy le tomó la mano y se lo llevó a los labios. Le besó la palma, con una profunda emoción.

     —Maldición, no tienes idea de lo que me estás haciendo. —Zoro le apoyó la palma de la otra mano sobre la garganta y luego, deliberadamente, la fue bajando, hasta posarlo sobre la ingle.

Luffy le miró entre sus pestañas bajas —Esto es pasión, ¿no es cierto, Zoro?

     —Sí, Luffy. Esto es pasión.

     —No sabía que tuviera tanto poder —murmuró—. Ahora entiendo por qué está en la base de tantas leyendas. —Se extendió para llevarse la boca de él una vez más contra la suya.

Mientras lo besaba, Zoro exploró la forma de su hombría con la palma de la mano. Luffy advirtió que todo el cuerpo le latía, con una extraña ansiedad. Se movió en el sofá, buscando una mayor intimidad.

Zoro inhaló profundamente y comenzó a desatar los cinturones de hebilla del pantalón de Luffy. Sus poderosos dedos temblaron ligeramente.

     —¿Zoro? ¿Estás sintiendo la misma tibieza que yo?

BucaneroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora