CAPÍTULO UNO

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Jungkook.

Un ligero ronquido me recuerda que no estoy solo. La pesadez de un cuerpo tirado me pone en marcha inmediatamente. El perfume rancio de un día viejo perdura en el aire y en mis sábanas.

Las cortinas están recogidas, el sol está brillando a través de la gran
ventana que me provee la mejor vista y privacidad.
Girándome, hay un rostro que no recuerdo. Un rostro que no posee
nombre en mi memoria o en cualquier recuerdo vivido de cómo terminó ella en mi hotel, sola, y en mi cama.

La parte de mi cama la puedo imaginar.

El cabello rubio me dice que no me molesté en conocer su nombre o
preguntarle cuál era su bebida favorita. Garantizaría que nuestra conversación fue entre miradas, manos y labios solamente. Solo hay un color de cabello que puede hacer que mi corazón lata, y rubio no lo es.

Tampoco lo es rojo. Los ojos también.

Tienen que ser azules o verdes, pero nunca mieles.

Esto no es un espiral descendente o algún efecto inducido por las drogas en el momento. No consumo drogas, nunca lo he hecho, quizá tomé excesivamente en ocasiones como la noche anterior. Este soy yo afrontándome con mis fallas y errores. Puede que sea exitoso cuando estoy en escena, pero en la noche estoy solo.

Estoy malditamente asustado de morir solo.

Alcanzo mi teléfono para ver la hora. En vez de eso voy a la galería que me lleva a su imagen, mi meñique deslizándose sobre su rostro. La veré cuando vaya a casa y no sé qué diré. Me aterra el volver a verla, el volver a conectar nuevamente con ella.

Sé que me odia. Yo también me odio. Arruiné su vida. Eso es lo que su mensaje de voz decía. Aquel que he tenido guardado por los siete años que he estado fuera. Aquel que transfiero de teléfono a teléfono solo para poder oír su voz cuando estoy en mis peores momentos. Puedo recitar cada palabra llena de odio que ella
me dijo cuando estaba demasiado ocupado con mis cosas y nunca encontré el tiempo para llamarle.

Nunca encontré un segundo para llamarla y explicarle lo que había
hecho para nosotros. Ella era mi mejor amiga y la dejé escabullirse entre mis dedos solo para salvarme a mí mismo del dolor de escucharla decir que ya no me quería.

También tenía sueños, sueños en donde quería comenzar a escribir un nuevo capítulo en mi historia.

Y mis sueños la incluían a ella, pero ella nunca iría por ellos. Mi decisión lo destruyó todo.

Disipo mis pensamientos cuando mi compañera de cama se acerca y me acaricia el brazo dejándome con un sabor amargo en la boca. Me alejo rápidamente, como si tuviera algún tipo de virus altamente contagioso.

Ahora que estoy sobrio, no tengo deseos de tener nada con esta persona.

—Jungkook —dice en su seductor tono que suena como un bebé. Cuando una mujer habla así hace que mi piel se tense. ¿No ven que las hace sonar muy mal? A ningún hombre con buen juicio le gusta eso. No es sexy.

Envolviendo la sábana en mi cintura me siento balanceando mis piernas sobre el borde, lejos de ella y de su errante mano. Mi espalda se tensa cuando siento que la cama se mueve. Poniéndome de pie, jalo la sabana para mantenerme de alguna forma cubierto. No debería importarme cuando ya me vio completamente desnudo, pero me importa. Me ha visto en la oscuridad, pero no permitiré que ella me vuelva a mirar con la plena luz del día.

𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑎𝑙 𝑙𝑜𝑣𝑒 {JJK} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora