CAPÍTULO CATORCE.

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Laia.

Ver su espalda mientras se retira debe ser algo natural para mí. No es la
primera vez que se alejó de mí y probablemente no será la última. Si tengo suerte se irá por unos diez años más y no tendré que lidiar con él ya.

Me frustra sin límites con su trasero engreído y su actitud de que le
importa una mierda. ¿No sabe que está jugando con mi hijo? Sabe que no
tiene intenciones de quedarse y jugar a ser padre, así que, ¿por qué está
tratando ahora? ¿No puede volver de donde sea que vino y dejarnos ya en
paz?

—Vas a romperte las uñas si las aprietas más fuertes. —Lía sonríe
mientras entro. Suni se voltea y me da una mirada asesina. Encantador, así
que ella me escuchó diciéndole a Jungkook que se fuera de la ciudad. Sé que ella le pidió que vieran el fútbol, pero de verdad Lía debía haberla
querido lejos de él tanto como fuese posible.

—Deja de ponerte de su lado —le digo mientras sigo a Lía. Soy una cobarde y se lo digo a sus espaldas porque no quiero ver su mirada de decepción. Junseol está ya en el asiento trasero mientras subo a mi auto. Mira a la ventana, evitando el contacto visual. Sus brazos están cruzados por encima de su pecho y suspira repetidamente. No voy a cambiar de parecer. No importa cuánto me ignore.

Tenemos que sentarnos y esperar a que Jimin termine de hablar con los
padres. Me enfurece cuando veo el brazo de Seo Ara tocar el de
Jimin. Ella siempre ha querido lo que es mío, primero con Jungkook y ahora Jimin.

Toco la bocina, advirtiéndole que estoy esperando. No estoy de humor para sentarme en este aparcado mientras se hacen ojos de cachorrito el uno al otro.

—¿Cuál es tu problema? —pregunta el rubio cuando finalmente entra en el
carro. Debí haber caminado a casa. Pensé en ello. Podía haber usado ese tiempo en enfriarme y poner en orden mis pensamientos.

—Está molesta porque estaba hablando con Jungkook —suelta Junseol causando que Jimin me vea.

—Junseol, cállate —le digo con los dientes apretados. Estoy tratando de
no llorar por toda esta mierda acerca de ellos dos, lo trato. Trato de ser
fuerte y mantenerme en pie. Se ha ido por siete años y no puede aparecerse
aquí y actuar como si no hubiese pasado nada malo con nosotros.

—¿Qué está pasando? —pregunta Jimin en su tranquilo y sosegado tono
de doctor. Me vuelve loca. Quiero decirle a mi hijo que no puede hablarle a Jungkook. Necesito que me apoye en esto, pero no lo hace. Solo enciende el carro y sale del estacionamiento.

—¿Vas a hablarme o no? —pregunta. Niego con la cabeza, viendo fuera de la ventana a las fachadas de tiendas que pasan. Los comerciantes están afuera de decorando por el otoño y me doy cuenta que no lo he hecho. Necesito hacerlo. No puede faltar cuando mi tienda es prominente en la calle principal.

—Déjame en la tienda, por favor. —Pido sin mirarlo. Él alcanza mi
mano. Dejo que la sostenga, pero no sostengo la suya. Estoy demasiado
molesta y la última cosa que quiero es ser mimada.

—Laia…

—No, por favor. Necesito ir al trabajo. No debí tomarme el día libre. —él no responde, asiente y maneja hasta el lugar.

Cuando se detiene en la acera salto sin decir adiós. Sé que voy a lamentar mi actitud más tarde, pero ahora mismo estoy enojada que nadie
esté de mi lado. El olor fragante de las flores se apodera de mí cuando abro la puerta. Me olvidé de apagar el ventilador cuando salí la otra noche y me pregunto cuántas flores están arruinadas como resultado.

𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑎𝑙 𝑙𝑜𝑣𝑒 {JJK} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora