CAPÍTULO DIECISIETE.

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Jungkook

Sumi y yo observamos un juego lleno de acción que va a tiempo extra.

Todavía no puedo superar el hecho de que ella conoce las llamadas mejor que la mitad de los oficiales. Me tiene riendo; es extremadamente vocal y
mantiene bien su posición.

—¿Vas a jugar fútbol? —le pregunto, curioso de si esto es algo que ella
y Yoongi discutieron.

—Bueno, no voy a ser una porrista como lo fue mi mamá.

Su respuesta efectivamente me cierra la boca. Yoongi había amado tener
a Lía junto al campo en todos sus partidos y admito que era un dulce
placer tener a mi chica alentándome.

La mejor parte eran los partidos
visitantes. Las porristas nos acompañaban de regreso. Laia y yo siempre nos sentábamos en el fondo donde estaba oscuro y mis labios nunca abandonaron una parte de su cuerpo hasta que nos deteníamos en el estacionamiento de la escuela.

Ellie baja, vestida exactamente de la manera opuesta que su hermana.
Estas chicas son un vivo retrato de sus padres.

—Mami dice que es hora de almorzar. —dice escueta, para darse la vuelta y sube corriendo las escaleras, sin esperar una respuesta.

—¿Qué piensas? ¿Debemos subir por algo para comer?

Suni salta en mi espalda. La levanto y corro alrededor del sótano como un hombre loco para poder escuchar su risa. Nuevamente me entra el sentimiento por no haber podido compartir estos momentos antes.
Son las hijas de mi mejor amigo, mi hermano y me perdí de todo esto por cobarde.

—¿Podemos volver a hacer esto el próximo domingo?

Dejo de correr y la giro para apoyarla en mi cadera.

—Tengo que volver a trabajar, pero quizás podamos observar juntos un
partido en la computadora.

—No tengo computadora.

—No voy a dejar que eso me detenga.

La beso en la mejilla y le digo que no se preocupe por ello.

Cuando llegamos arriba, todos se han congregado en la sala de estar para
el almuerzo, Lía se lució cocinando mucha cantidad de comidas existentes. Suni y yo arreglamos nuestros platos y nos unimos a todos para el próximo partido.

Junseol está sentado en el suelo así que me siento junto a él. Noto que
sonríe, pero no voy a señalar algo al respecto. Le dije que luego de ver el
partido con Suni volveríamos a salir y trabajar en su coordinación y
trayectoria del pase. Me encantaría encontrar una manera de prolongar mi día con él, pero sé que Laia no va a dejarme. Sigo necesitando sentarme y hablar con ella sobre mi hijo y algún tipo de régimen de visitas.

Quizás empecemos con unas llamadas telefónicas cada noche y puedo volver a verlo cada mes.

Lo más importante es que tenemos que decirle que soy su papá, ya sea
que Laia quiera o no. Puedo imaginar que él va estar herido y probablemente no me quiera ver, pero haré lo que sea que pueda para hacer las paces con él.

No formar parte de su vida no es una opción para mí.

El plato de Jun está vacío, por lo que llevo el mío y el de él a la cocina
para lavarlos. Laia llega detrás de mí, su perfume abriéndose camino
hacia mis sentidos. Odio que ella pueda oler tan malditamente bien y yo no pueda tocarla.

𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑎𝑙 𝑙𝑜𝑣𝑒 {JJK} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora