Antesala de la noche

3.8K 535 71
                                    

"Tienes que estar bromeando Will Graham, no puedes irte ahora, cuando estamos tan cerca de atrapar a nuestro asesino" masculló Jack Crawford en cuanto vio a su agente levantarse de la mesa masajeando su cansado cuello del que sabía ya estaba marcado.

No había sido el mismo de siempre desde que se había enlazado con quién fuera su propio psiquiatra. Fue algo poco ético, sin embargo no se podía prescindir de ambos cuando juntos hacían un equipo excepcional, con todo y que el Alfa de Will, el doctor Hannibal Lecter, no tuviera la misma disponibilidad de tiempo ni de viajar como el agente.

El castaño levantó el rostro con un aire cansado e irónico, no obstante una sombra de preocupación.

"Sabías de antemano que mi celo estaba cerca cuando me pediste ayudar en este caso."

Jack cerró un puño.

"Es tu trabajo Will, para esto se te paga" espetó.

La mirada seria acompañada de la tímida sonrisa que le regaló le dió a entender que desde que era pareja de un hombre tan rico el dinero había pasado a ser algo por lo que no se preocupara en la vida.

Will sabía leer que con un descuido Jack acabaría diciendo algo que no debía, por eso prefirió terminar de tajo el asunto con los hechos en la mano.

"Precisamente porque será la noche de La Purga es que no puedo estar lejos de él, ni siquiera con medicamentos. Será mi primer celo desde que nos enlazamos. Todo puede pasar. Agradezco por eso que sea doctor."

Su jefe volvió a musitar algo inteligible con los labios apretados. No le dio importancia porque no lo alcanzó a oír.

Cuándo pareció encontrar las palabras adecuadas para rebatir su súbita ausencia lo miró más detenidamente para descubrirle un leve sonrojo y el principio de mador en su piel, hasta su respiración se empezaba a hacer más dificultosa. Will tenía razón, no estaba en condiciones para trabajar. Era demasiado riesgoso ahora que se sabía que era un Omega.

"Vete" le dijo, resignado. "Pero cuando todo esto acabe los quiero a los dos en la oficina a primera hora."

Will no dijo nada más, le dejó tener la última palabra. Dio media vuelta y se marchó, con una sonrisa oculta. Jack nunca aceptaría que al final del día aún tenía pensamientos sexistas en lo más hondo de su psique. Y su esposo no era un hombre que recibiera órdenes de nadie aunque respetara a Jack. Habría tomado el primer avión o conducido él mismo hasta donde se encontrara con tal de verse reunidos otra vez. Mejor evitar las desavenencias pronto.

Afuera, en la calle, subió a un auto rentado por la agencia dónde un agente en entrenamiento fungiendo de chofer lo llevó al aeropuerto, ésto no sin mirarlo por el espejo retrovisor con intriga al poder oler el incitador aroma que despedía su cuerpo pese a ya estar marcado. La mayoría de los agentes del FBI eran alfas después de todo.

En su asiento del vuelo se arrellanó pensando en el hogar prometido, en como su esposo estaría esperándolo preparando la cena, algo ostentoso de seguro, cómo le tendría un baño de sales o que habría flores en la mesa. Toda esa atención al detalle era la que lo había enamorado en primera instancia.

A cientos de kilómetros ocurría, en efecto, lo que pensaba. El doctor Lecter, con las mangas de la camisa dobladas, preparaba ostiones en su mansión escuchando a Vivaldi, matando el tiempo mientras esperaba por Will habiendo visto su localización por la aplicación de rastreo que le instaló en el teléfono. No lo había llamado, a Will le gustaba su independencia; no por eso Hannibal dejaba de preocuparse o vigilarlo con celo y religiosidad, característica alfa bastante animal de su parte pese a ser la ejemplificación del hombre civilizado, el refinamiento y el buen gusto triunfante sobre la barbarie humana.

La Purga [AU AOB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora