Epílogo

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En verdad he estado demasiado, demasiado ocupada estas semanas. Por si fuera poco me sedujo un psicólogo y me trae de un ala (espero no acabar como Will :'v), aunque ni tiempo para nosotros tenemos tampoco de lo pesado del trabajo (trabajamos en el mismo lugar, como Will también x'3 ).
Aún así tenía pendiente terminar ésta historia por fin, y aquí está, finalmente, el epílogo, escrito en mi teléfono también porque mi computadora está queriéndose morir de igual modo :'( ¿Qué le vamos a hacer?
Espero que nos encontremos de nuevo en otra historia en el futuro si se presta la ocasión.
Saludos.
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Dio las últimas dos puntadas e hizo un nudo, estaba fuera de peligro, solo era una sutura simple y hasta tuvo el valor de hacerlo sin anestesia (para él, licor). Quería demostrar que estaba bien, era más valor que sentirlo de verdad. Will se encontraba recostado en su regazo llorando leve, abrazándolo. Hannibal acarició su espalda. Tenía una mano sobre la boca para tratar de hacerlo quedo. En verdad lloraba con ganas.

"Estoy bien. No tienes porqué preocuparte."

Will era sordo a sus palabras.

"Casi te mato, tonto" le reclamó.

Su esposo tenía que darle la razón, de alguna manera eso era cierto.

Nadie iba a imaginar que el matar despertara en el Omega una vorágine de pasión incontrolable al grado de llevar a Will a montarlo cómo si su vida dependiera de ello.

Se asió a su nudo como un náufrago a un salvavidas, y quiso que lo llenara una y otra y otra vez hasta que chorreara la preciosa semilla de la que estaba sediento.

Hannibal así se lo permitió, y, víctima de las feromonas del celo hizo lo mismo para empalarse en su interior con violencia y casi nada de delicadeza.

Fue algo animalístico, del tipo salvaje y gráfico. Hubieron varios rasguños y cardenales de por medio.

A veces no se hace el amor sino solo se está desesperado, ansioso, colérico.

Así rasguñó Will a su alfa enterrándolo en su interior lo más profundo que podía pese a nunca serle suficiente. Necesitaba ese dolor. Tenía necesidad de sentirse lastimado en el acto.

Así Hannibal montó a su Omega para impregnarlo, casi ahorcándolo con las manos en su cuello, mordiendo tanto que por poco le arranca la piel a mordiscos.

Para Hannibal estaba claro. Esa fue una noche como ninguna otra. Tenía que explicarle porqué pronto.

"Tengo que decirte algo, querido."

Will aún tenía los ojos llorosos, atrapado en su actitud de niño regañado.

"¿Cuántos fueron?" Le preguntó.

Era más que obvio que había sido más de uno para haberlo dejado así de mal.

"¿Alfas?"

Su esposo se reincorporó.

"¿Hubo más que solo alfas?" La pregunta era más una aseveración.

"Solo nimiedades" aseguró.

Will puso esa cara de que sabía bien que las explicaciones de su esposo no bastaban para tenerlo tranquilo. Aún así Hannibal no dejó que se distrajera.

"Mientras me montabas con brutalidad -y que quede por sentado que no me quejo de ello-, pude sentir algo, dentro de ti."

La mirada atónita que le quedó al Omega fue para recordar. El agente tenía bien presente siempre que se había casado con un doctor, cualquier cosa que implicara anatomía o psique humana su esposo era la mejor fuente documental. No supo si temer o qué hacer. Hannibal lo tranquilizó.

La Purga [AU AOB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora