¿A qué viniste?

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Verónica

Acariciaba delicadamente la cabeza de Ana, después de algunos minutos se había vuelto a dormir, me causaba ternura ver como podía asustarse por una pesadilla, la abrace un poco más cuidando de no lastimarla y poco antes de yo quedarme dormida sus papás entraron a la habitación en silencio.

-Buenos días- me dijeron en voz baja al acercarse a mi.

-Llegaron antes- comenté.

-Afortunadamente consegui un vuelo que saliera un poco antes- dejaron sus cosas de lado y se acercaron a nosotras ¿cómo está?- pregunto su mamá.

-Mejor, no se ha quejado de dolor- intente moverme para darle espacio a ellos, pero Ana me abrazo más fuerte, cosa que a ellos les dio gracia.

-Lamentó mucho conocerte en estas situación- comentó su mamá acercándose a mi -pero debo decirte que eres mucho más guapa en persona- me sonroje ante eso.

-Esperó que cuando Lupita se recupere podamos darnos un tiempo para convivir como se debe contigo- sonreí ligeramente.

Hablamos de algunos temas sin importancia mientras Ana seguía dormida, al principio me sentía incómoda de estar ahí en la cama con su hija, pero a ellos parecía no importarles, después de un rato la enfermera entró para hacer su chequeo de rutina, eso hizo que despertara. Era notable su emoción al ver a sus papás, comprendí que tendrían cosas que hablar entre ellos y aprovechando que me había tenido que soltar me levante de la cama.

-Tengo que ir a casa por algunas cosas ¿hay algún problema?- pregunté.

-Claro que no- me dijo su papá -aquí te la cuidaremos- volví a ponerme roja mientras Ana parecía divertirse un poco, tome mis cosas y con algo de dudas bese su frente rápidamente, nunca he sido de mostrarme cariñosa frente a otras personas.

Salí del lugar por una puerta de atrás para no tener que ver a los reporteros y llegue a mi camioneta, poco antes de entrar una voz muy familiar hizo que me estremeciera.

-¿Cómo se encuentra?- voltee de golpe topándome con Adolfo.

-¿Cómo te atreves a venir aquí?.

-¿Por qué no lo haría? Es una amiga y me preocupo por ella- aunque parecía sincero, lo conocía demasiado para saber que él está detrás de todo esto.

-No te creó.

-¿Crees que yo mancharía mis manos por alguien como ella?- da más pasos pequeños hacia adelante y yo retrocedía al mismo tiempo.

-Si- me tope con mi camioneta -eres capaz de eso y más- dije con un poco de miedo.

-No se de donde sacas eso- sonaba con sarcasmo.

-Lo nuestro no funcionó- comencé a hablar -pero aún así no debió terminar mal, de verdad lo lamento.

-¿Qué lamentas? ¿El hecho de estar ahora con ella o la manera en como quede ante la prensa?.

-Nunca podría lamentar estar con Ana- tome aire -realmente no quiero discutir y tampoco pretendo estarte restregando nada, pero tampoco estas dejando muchas opciones, lo que lamentó es que te hayas enterado de la peor manera, lamentó no haberte dicho las cosas en su momento y siendo lo mas sincera que puedo nunca fue mi intención lastimarte a pesar de que tú si lo hiciste.

-A ver- se frotó un poco el rostro -se que hice mal con amenazarlas, no se en que estaba pensando y a eso vine a pedirles perdón, las orillé a que contaran y no pensé que yo podría quedar como el malo de la historia.

-¿Y no lo eres?

-¡Claro que no!- exclamo -yo aquí solo soy una víctima- abrí de mas los ojos, su manera de actuar me estaba confundiendo.

-¿A que viniste?- volví a insistir.

-Ya te dije, visito a mi amiga.

-No te acerques a ella- Se me acercó un poco más al punto que sentía su respiración en mi rostro.

-Hagamos algo- acarició mi mejilla -yo no me acercó a ella, pero tú tampoco- lo mire a los ojos -si lo haces... tal vez el siguiente disparo atraviese su corazón- sin dejarme decir algo comenzó a caminar, me quede parada sin poder moverme, de alguna manera había escuchado de su boca que él era el responsable de que Ana terminara aquí, subí al auto y comencé a manejar en dirección a casa, tenía miedo, no sabía que hacer, lo único que tenía claro era que no quería lastimarla más de lo que ya estaba.  

Llegue a mi casa y sin mirar a ningún lado me dirigí a mi habitación, cerré la puerta de golpe y saqué mi celular, aun estaba temblando. Unos golpes a la puerta me sacaron de mis pensamientos, mi mamá abrió la puerta lentamente y me miro por un momento.

-¿Estas bien?- preguntó, en un principio asentí con la cabeza, pero fue cuestión de unos segundos más para comenzar a llorar, ella se acercó y me abrazo -¿Ana está bien?- preguntó aún más preocupada.

-Ella está bien- dije entre el llanto.

-¿Entonces?- se alejo solo un poco para mirarme a la cara -¿qué sucede?.

-Es Adolfo, fue a buscarme al hospital- me miro sorprendida -por un momento quise creer que lo de Ana había sido producto de algún acto homofobico, pero caer en cuenta de que si fue provocado por él, duele.

-Mi niña- acarició mi rostro -tu más que nadie sabías que el nunca ha sido un buen hombre- nos sentamos al borde de la cama -con tus hermanos siempre supimos que cuando ustedes terminaron el no iba a dejarte el camino libre tan fácil- suspiro -yo se que no es el momento, pero también eres consiente de que no hicieron las cosas bien con Ana- me miro -no me mal interpretes, la quiero mucho, me duele demasiado lo que está pasado y si él es el culpable, va a pagar.

-Me amenazo- dije de la nada -quiere que me aleje de ella.

-No podemos permitir eso- se levantó de golpe -estamos hablando de que sus vidas están es riesgo.

-Lo se mamá, pero ¿qué hago? Si me acerco a ella él la volverá a lastimar, pero al mismo tiempo no quiero alejarme, no le quiero dar ese gusto ya pase mucho tiempo sin ella.

-Tu hermano tiene varios contactos, vamos a ver qué podemos hacer.

-¿Levantar una denuncia no sería lo más adecuado?- pregunté.

-Estamos en México cariño- me miro una vez más antes de salir del cuarto -tenemos que tener más de un contacto para que realmente las protejan y él pague esto- me quede una vez más en silencio, con miedo a lo que se venía.

Rueda De Prensa (VerAna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora