•Capitulo 2•

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<Narra Naruto>

¿Un nuevo seisen? ¿Un equipo? Shikamaru debía de estar loco. Jamás, jamás, ni un millón de años, iba a aceptar a otra persona como su maestro, no lo iba a aceptar. No se avía olvidado de Jiraiya, como podria olvidarlo. El fue todo para el.

El fue su primer amigo, su hermano, su padre, hasta cuando el tenía dos años, se disfrazaba todos los días, de diferentes animales, por qué a el le encantan los animales, pero estos le tenían miedo, así que no podía tener mascotas. Por esa razón todos los días se disfrazaban con Jiraiya.

Sin darme cuenta, ya estoy llorando de nuevo. Son más de las dos de la mañana, no puedo dormir. La idea de tener que formar parte de un grupo, me a quitado todo el sueño.

Al parpadear, dejo salir unas cuentas lágrimas. Se que a pasado dos años, pero no puedo olvidar, no puedo. Por qué si lo olvido, estare solo, si no pienso en el, en todo lo que hicimos juntos, estaré solo.

Se que Shikamaru es mí amigo, pero el tiene su vida, está estudiando y entrenando para poder ser el líder de su clan, no puede estar todo el tiempo conmigo.

El, su recuerdo conmigo, es todo lo que tengo. Con enojo me pongo de pie de en un salto, me vuelvo sobre mis pasos, me pongo los zapatillas, y salgo por la ventana. Debo de ir a verlo, debo de contarle todo. Mientras corro sobre los techos, el recuerdo de Shikamaru diciendome que deje de ir al cementerio viene a mí mente con fuerza. Se enojara mucho, si se entera.

No tardó en llegar. Entro corriendo y voy hacia su tumba. Debo de cruzar todas las tumbas, para llegar a la suya, tiene un pequeño lugar privado, por a ver sido uno de los tres lejendarios sanin. Me siento ya que no puedo mantenerme de pie.

—Jiraiya. — mí voz se quiebra a decir solo si nombre. — me van a poner en un equipo... Shikamaru dice que es lo correcto, no lo sé, tal vez el tenga razón... Pero yo... Yo... Jamás voy a olvidarte, no lo aré... No aceptaré a nadie más en tu lugar.

Coloco mí cabeza entre mis piernas y mí pecho, y refugio así mí rostro de la luz de la luna, mientras sigo llorando. Al estar tanto tiempo sentado, pierdo la noción del tiempo. Mí mente y mí alma están el pasado, cuando aún tenía una vida, cuando tenia mí propósito de vida. Ayudaba a las aldeas que no tenían suficiente dinero como para controlar a ninjas, con mis clones recostruia sus casas, les ayudaba con sus campos, y me encargaba personalmente de golpear a los que les daban problemas, algunos de ellos tenían una recompensa.

Ya que en pueblos así, los ninjas nunca llegan. De allí sacaba mucho dinero, la mitad se lo daba a Jiraiya, y la otra mitad al pueblo. Así estuve por más de siete años. ¿Y ahora que? ¿Debo de tirar todo eso a la basura? ¿Debo de trabajar para una aldea cuyo Hokage me hizo Jinchurikis? ¿Debo de ser uno de ellos así nada más?

—Oye, recuerda que aún estoy aquí. No me ignores Naruto.

La voz de Kuruma, me asusta.

—Ha, lo ciento, pensé que estabas dormido.

Respondo en voz alta, mientras limpio mis lágrimas.

—Ya deja de lamentarte, si tanto querías a ese sanin, serás un ninja de Konoha, así como el.

—No es tan fácil. Konoha no lo fue a ayudar, no lo salvó.

Mis manos se hacen puños, mientras aprieto con enojo mí mandíbula.

—Nosotros tampoco lo ayudamos.

—No lo ayudamos por qué no sabíamos que estába en peligro... Si yo lo hubiera sabido...

—Lo hubieras seguido, y te abrían matado.

—No, no es cierto. Yo lo hubiera salvado.

—Se enfrento a ese tipo Pain, no podemos subestimarlo.

Kakanaru Una luz en la oscuridad ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora