003 ━ cielo.

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Yo estaba en el último año de secundaria, todos los días cuando volvía del colegio mi abuela me esperaba con el almuerzo hecho, comíamos y me quedaba con ella hasta que se iba a dormir la siesta. Pero un día llegué y la comida no estaba hecha, me pareció extraño porque era parte de la rutina, comencé a sentir una desesperación en el pecho, la busqué por toda la casa y mi corazón volvió a latir con normalidad cuando la vi vestida en su habitación.

― Nos invitaron a comer ―dijo con una sonrisa tranquilizadora colocándose el bolsito que solía llevar a todos lados.

Así que deje las cosas del colegio, me cambié el uniforme y me puse lo primero que encontré, nunca fui de arreglarme mucho, con un jean y una remera me arreglaba pero como estábamos entrando en otoño, en mi ciudad hacía un poquito más de frío así que usaba la campera del colegio.

El taxi dio marcha al destino desconocido para mí, no me extrañaba que nos hayan invitado a comer, se podría decir que mi abuela era la abu del pueblo, se hablaba con todo el mundo y todos la adoraban, mi mamá causaba esa misma simpatía con todo el mundo, cosa contraria a mí, que era lo más cara de culo que se podía encontrar en la faz de la tierra.

Bajamos en un lugar que nunca vi en mi vida pero era hermoso y de lejos se podía presenciar el ruido de las olas, el día estaba soleado, estaba hermoso, me hubiese gustado que mis sentimientos estén a la par del día pero simplemente sentía una nube negra encima mío a punto de descargar rayos y provocarme la muerte.

Llegamos a la puerta de la enorme casa y nos recibió un hombre con una sonrisa dándonos la bienvenida a su casa, parpadeé un poco confundida porque esa misma sonrisa sentía que ya la había visto antes, pero no sabía dónde. Pasamos al cálido hogar de Alberto según mi abuela y fuimos hasta el enorme comedor, miré a mi alrededor percatandome que la casa era muy espaciosa y lujosa.

Sinceramente no hablé mucho ese día, me dedicaba únicamente a escuchar lo que Alberto y la abuela hablaban, parece ser que el hombre trabajaba en el puerto y su mujer no estaba porque viajó al exterior. No sé como o porqué la abuela comenzó a hablar de mamá, yo estaba sumergida en mis pensamientos e instantáneamente que escuche su nombre, deje de revolver la comida del plato.

Era doloroso escuchar su nombre, la abuela no la nombraba mucho y yo menos, se me venían todo tipo de pensamientos a la cabeza, ese día, la lluvia, el accidente, el porque tuvo que ser de esta manera, ¿por que ella y yo no?

― ¿El Emi cómo está? ¿Por donde anda ese chico? ―preguntó la abuela para cortar el ambiente pesado que se armó, a mi se me cerró el estómago.

― Entrenando mucho allá... viste como es él, desde lo que pasó no para un segundo ―comentó Alberto con cierta tristeza bajando la cabeza, sus ojos parecían entristecerse a medida que miraba unos cuadros colgados sobre una chimenea muy linda―Yo le dije viste, porqué no te venís unos días hijo, descansas un poco, pero no hay manera.

― Es un cabeza dura. Pero debe ser muy difícil para él venir.

― Es lo que yo le decía a Susana, para las fiestas seguro que viene pero antes no creo.

No tenía idea de quién hablaban y del contexto de la situación pero me pareció de mal gusto hablar de esa manera de alguien que no está o que está pasando por un momento difícil, porque cada quien tiene sus tiempos y lidia con el dolor de manera distinta, no lo hace por capricho o egoísmo, me dio mucha bronca pero no dije nada ¿que podía acotar si apenas me mantenía por estar "bien" para los demás? No quise escuchar más y pedí para ir al baño, Alberto me indicó amablemente la ubicación y subí por unas escaleras, apoye mis manos en el lavamanos y me miré al espejo, estaba demacrada, tenía más ojeras de lo normal y no me veía para nada a lo que se le podía llamar "decente". Intenté calmarme con ejercicios de respiración pero era casi imposible, sentía que se me cerraba el pecho y me iba ahogando poco a poco, para colmo el corazón me latía a mil y ni hablar del sudor que sentía en las manos.

ANDROMEDA ━ emiliano "dibu" martinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora