007 ━ sentimientos encontrados.

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2017.

Era uno de esos días en los que prefería no existir más, estás fechas las recordaba siempre con este sentimiento extraño, por un lado queria terminar con el sufrimiento constante en el que vivía y por el otro tenía una mínima esperanza de verlo a Emiliano.

Emiliano.

Emi. ¿Que me estás haciendo?

Me encontraba arreglandome la cara frente al espejo, pero obvio que no estaba sola, si en los últimos días tenía a Enzo viviendo más o menos conmigo, se quedaba a dormir todo el tiempo o mi abuela lo invitaba a comer, me daba una bronca porque quería mi espacio, quería estar con mis cosas y él no me dejaba.

― Espe ¿te puedo hacer una pregunta?

― Ya lo estás haciendo ―dije solo para molestarlo mientras sacudía el delineador liquido.

― Que graciosa sos che ―ironizó.

― ¿Que querés?

― ¿Por qué te maquillas tanto para ir al cementerio? ―preguntó con cierto tono ¿sarcástico? si, eso.

Me quedé en blanco ante la pregunta, no entendía con que fin la hacía, si lo hacía por celos, por curiosidad o estaba aburrido y se le ocurrió preguntarme eso.

― Siempre me maquillo así ¿Que te sorprende?

― No bueno, me parece un poquito exagerado para ir así al cementerio pero si te gusta.

― No tenés porqué opinar, Enzo ―dije harta― Estoy teniendo un día de mierda y venís a decirme esto, que poca empatía tenés.

― ¿Poca empatía yo? estás equivocada reina. Siempre te banqué en todo y traté de entender lo que te pasa, mal ahí que no aprecies el esfuerzo ―dijo levantándose de la cama, yo me di vuelta para mirarlo con toda la furia del mundo― No se en qué cosas raras andas con ese Emiliano pero no le creo una mierda.

― ¡Dios! ¿Que tiene que ver Emiliano en todo esto? ―exploté dejando todo de lado, no entendía a qué quería llegar con todo esto.

― ¡Todo tiene que ver! t o d o , pero vos sos una pendeja que se la manda sola y yo no puedo estar siempre atrás tuyo para salvarte el culo.

― ¿Que mierda decís?

― ¡Ah dale Esperanza! ¿no ves como te pones por él? ―exclamó refiriéndose a Emiliano― Te come la cabeza el otro bolas tristes ese.

― ¿Con que me come la cabeza a ver?

― No se que te dirá, pero estás distinta desde que te ves con él, tenés una cara de orto todo el tiempo, te llamo para hacer planes y no venís, tengo que venir a buscarte de los pelos para hacer algo ―no podía creer todas las boludeces que estaba escuchando, ni me gasté en seguir discutiendo porque sabía que esto no nos iba a llevar a ningún lado, dejé que hable solo y salí de mi habitación.

Me pase todo por delante para salir de la casa, no me despedí ni siquiera de la abuela y me sentí mal por ella después, pero estaba tan enojada que no quería saber nada más de Enzo y para mi mala suerte escuché unos pasos atrás mío, me imaginé de quien era por eso empecé a caminar más rápido hasta la parada del colectivo que me dejaba en el cementerio.

ANDROMEDA ━ emiliano "dibu" martinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora