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—Amor, hazme caso— volvió a decir Jennie.

—Mm espera un rato, estoy revisando algo— dije.

Hoy era domingo, día libre. Pero yo tenía que revisar unas cosas para poder enviar las fotos de unas modelos a Dior donde promocionaba unas prendas.

Jennie me abrazó y me quitó los lentes para besarme, se sentó encima mío y siguió con el apasionado beso que ya me estaba prendiendo mucho más de lo que creía.

Le seguí el beso un rato y luego me separé a seguir haciendo lo que tenía que hacer.

Solo tenemos 2 semanas de novias y cada día me enamoro más y más de ella. Pero ahora estoy algo ocupada.

Cada semana es una nueva rosa roja para ella.

Jennie me desabrochó algunos botones de la camisa y me daba besos fugaces en los labios, sentí sus manos en mi pantalón pero no dije nada, sentí como las metió por dentro.

Y saque sus manos rápidamente.

—Amor, después que termine me tendrás toda para ti, ¿si?— dije.

Jennie resopló y se fue a la sala de mí casa, estábamos solas ya que Freen salió con Becky y Rosé apenas vio a Jennie llegar se fue, con la excusa de que no quería escuchar sonidos de adultos.

Pero no hemos hecho nada, desde que Jennie llegó yo he estado ocupada, solo nos besamos un rato y volví a hacer lo que estaba haciendo.

Jennie volvió y se sentó a mí lado y casa dos segundos resoplaba bien fuerte.

Al resoplido número no sé qué, la agarré de la cara y la besé.

—Ya casi termino— dije.

—Apura por favor, quiero estar contigo— dijo con ojos de cachorrito. —Me iré a bañar y así terminas.

Asentí y la vi como se iba.





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Al siguiente día, era el almuerzo y fui a visitar a Jennie a su trabajo, ella trabajaba en su propio hotel, el Hotel Kim.

Llegué y la secretaria me dejó pasar sin antes mirarme un poco raro.

Al llegar, miré a Jennie y ella estaba con un hombre a su lado, los dos conversaban animadamente y reían de los chistes del otro.

Sentí una sensación en mi pecho.

Lo apretaba muy fuerte.

Caminé hacia ellos decidida.

Llegué donde Jennie y la agarré de la cintura para luego besarla, para demostrarle al hombre ese que ella es y será mía.

Jennie me separó de ella a la fuerza y me miró con reproche, negando con la cabeza, miró al hombre frente suyo.

—No seas grosera, amor— dijo dulcemente. Dios, la amo tanto. —Jackson, ella es Lisa, mi hermosa novia— dijo Jennie. —Amor, él es Jackson. Es mí mejor amigo de la infancia.

—Un gusto, Lisa— me dijo Jackson.

Asentí y me pegué completamente a mí novia, necesitaba cariño y la extrañaba muchísimo, ya que no nos habíamos visto hace una semana.

La necesitaba cerca mío.

—Tú novia es muy cariñosa— dijo Jackson.

Jennie rió y me abrazó un poco.

Una vez estuvimos solas, Jennie me habló.

—¿Vas a soltarte?— negué. —¿Cómo piensas besarme en esa posición?— No sé cómo hice pero la besé, y por mucho tiempo.

—Amor— la llamé.

—¿Dime?

Decidimos comer en su oficina y ella me estaba dando de comer, las dos sentadas en el sofá con una mesita donde pusimos la comida.

—Otra rosa para la mujer más hermosa— dije, dándole una rosa roja nueva. —Cumplimos otra semana. Una más y un mes. Te quiero, Jen.

—Yo a ti te amo— soltó.

Sonreí en grande.

—¡Yo te quiero, te amo, todo!— dije feliz abrazando a Jennie mientras besaba su boca y sus mejillas.

Simplemente espero que esta felicidad nos dure para siempre, hasta la misma muerte.

Espero.





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Desperté con algo de sueño y el cabello alborotado.

Dios, ¿qué hora era?

Me levanté a tropezones y miré el reloj mientras restregaba mis ojos.

6:49am.

De razón el sueño.

Me volví a tirar a la cama pero sentí algo extraño en ella. Me asusté al ver una mujer en mi cama. Sentí como se me baja la presión y casi pero casi me desmayo.

No puede ser.

Maldita sea.

—¡Auch!— la voz femenina de una chica que no era ni Freen, ni Rosé, ni Jisoo, ni Becky, peor mí novia. Me asusté y me levanté rápidamente. —¡Deja dormir! Que anoche no me dejaste— dijo volviendo a dormir.

La vi y ella tenía la espalda desnuda.

Su cabello era negro y muy bonito.

¡Ahora que hice, Dios! No no no.

Agité mí cabeza y me miré a mí mismo. Estaba en ropa interior. Me mareé horrible y no sentía mis piernas.

Acaso, ¿Me fui infiel a mí hermosa novia?

Tosí un poco algo asustada, ya entrando en pánico.

Agarré mi teléfono y llamé a Jennie.

—Jennie, Amor— dije llorando apenas me contestó. No puedo con la impotencia que siento.

—¿Por qué lloras? ¿Esta todo bien?— Preguntó ella.

—No, es que— sollocé. —Jennie, yo no quise…

Unas risas conocidas detrás de la puerta me frenaron. Caminé rápidamente hacia la puerta y la abrí, Jennie, Becky, Jisoo, Freen y Rosé estaban muriendo de risa.

—¡Es una broma!— la chica que "dormía" en mí cama dijo saliendo de ella.

—Te hicimos una broma. No dormiste con Giselle, no te preocupes— dijo Jisoo. Luego se rió de nuevo.

Todas estaban partidas de la risa.

—¿En serio lloraste, Lis?— preguntó Becky riéndose pegada a Jennie.

Miré a una por una, saqué a la tan Giselle de mi habitación y cerré la puerta con seguro.

—¡Lisa! ¡No te enojes! ¡Era una broma!— dijo Rosé entre risas.

—¡Lisa!— gritaron todas.

Podía aún escuchar sus risas.

La Última Rosa Roja - JenLisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora