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Kim intentaba dominar sus instintos pues aunque ya hacía más de una semana que su celo se había ido, le estaba tocando el turno al omega oculto en su sótano, el cual finalmente no había tenido el valor de liberar pues sabía que sin su ayuda no duraría mucho.

Estaba completamente seguro de que el dulce olor de este ya impregnaría todo lugar y estaba pasando a la planta baja de su mansión, donde el se había despertado en el sofá, tras quedarse dormido viendo un partido de baloncesto y bebiendo unas cervezas.

Finalmente decidió ir, ya que quería ver como estaba pues su alfa interior se retorcía preocupado desgarrandole sin piedad las entrañas.

Creyó poder dominarse pero en cuando abrió la puerta y bajó las escaleras, su alfa lo azotó ferozmente y su cuerpo tomó el total control.

Sus músculos rasgaron su camiseta y el pantalón del pijama, doblando al instante su tamaño, al igual que sus colmillos dolieron agrandándose también.

Su mente se nubló y sus ojos se volvieron negros una vez más, entonces muy excitado, caminó rápidamente hasta la cama donde el omega luchaba con su celo, febril, debilitado y muy lubricado.

Rugió arrancando sus ropas hechas trizas y acto seguido se abalanzó encima de este, el cual lo aceptó gustoso en medio de su agonía.

Kim lamió el ardiente cuerpo de Porchay, chupando y succionando sus deliciosos pezones mientras frotaba su dura polla contra la del omega.

Cuando ya no pudo soportar más la presión, abrió las piernas del moreno y adolorido chico y tras comprobar lo mojado que estaba su agujero, introdujo su miembro, haciendo que este arquease la espalda y abriese su boca lanzando un ahogado grito al aire.

-¡Aaaaaahhhh.....!

Furioso asestó fuertes y hambrientas estocadas al moreno, que lejos de resistirse o quejarse como en las otras ocasiones que habían follado, este estaba dócil y muy necesitado.

-Si....si mi alfa, dame más... oooh si, eres enorme aaah.... me atraviesas, oooh... venga más más...-decía entre gemidos en su delirio.

El escucharlo así, aún hizo que este se pusiese más frenético e inmediatamente incrementó el ritmo, mientras siguió besándolo y lamiendolo con hambre.

Minutos después, el omega se corrió en su vientre cuando alcanzó el clímax y debido a las contracciones de su esfínter, el nudo del alfa comenzó asintió hincharse, entonces sin remedio este volvió a morderlo.

El eufórico alfa derramó su semilla en el interior del omega, mientras volvía a lamer la herida reabierta para que cicatrizase mucho mejor.

Exhaustos los dos permanecieron tumbados en el colchón recuperando sus alientos y normalizando sus pulsaciones, hasta que finalmente se quedaron dormidos.

Una hora más tarde, el alfa se despertó nuevamente, al sentir al febril omega subirse encima suyo y frotarse contra su polla, la cual había permanecido en reposo pero ya se estaba endureciendo lista para volver a satisfacer el deseo de ambos.

Una vez más, Kim se introdujo en el más que dilatado agujero de Porchay y entonces este comenzó a saltar sobre él, metiendo y sacando la dura polla de su interior, mientras jadeaba intensamente, despertando los instintos feroces del pura sangre.

Kim necesitaba todo del omega, por lo que le sujetó con firmeza la cadera con sus fuertes manos, haciendo presión para que este se encajase totalmente en su duro miembro, tocando la próstata del omega y haciéndolo chillar de placer.

-¡Oooooh....!

-¡Mío!...¡Mío...!

Tras varias estocadas más, el omega volvió a correrse y el nudo del alfa se hinchó, volviendo de nuevo a derramarse en el interior de Porchay, mientras reabrió una vez más la marca de su cuello.

El resto de ese día y de la semana, los extraños amantes se pasaron copulando y reponiendo fuerzas entre cópula y cópula, hasta que el celo del omega estuvo totalmente saciado.

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9. KimPorchay: El gruñido del alfa - Omegaverse Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora