Prólogo

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Corrí por los pasillos de la secundaria, me dirigía a los baños, accidentalmente pasaba a empujar a algunas personas que caminaban por los pasillos.

Detrás mío iban cinco personas, Hye-ji, Sarah, Jin, Yeon-jun y Ji-soo, chicos de importantes familias, con mucho dinero, sin preocupación alguna, ¿amables? claro que no, son los típicos mimados de sus padres que con solo decir "Quiero esto" "Por favor" lo obtienen... Y ahora, me encontraba escapando de ellos.

Fui a los baños, abrí la puerta de golpe y entre rápidamente. Mis pasos eran largos, me dirigí a un cubículo, abrí la puerta, entre al cubículo y cerré la puerta con candado. Mire la puerta y me quede en silencio para oír si algo sucedía. Pasaron unos segundos hasta que pude escuchar la puerta del baño abrirse de golpe. Seguí sin decir nada, pude oír la voz de una chica, no de cualquier chica, con tal solo escuchar su voz puedo saber quien es, esa voz... La forma en la que habla, debe ser...

— ¡Ahyeon! sé que estás aquí, ¿enserio piensas esconderte? que patético.

Era Hye-ji, la más mala del grupo, la que cada vez que me ve sufrir, se le ve una sonrisa en su rostro, cada vez que más me veía sufrir, más se divertía, sus ojos cada vez oscureciéndose por su diversión, su cabello largo, liso, su risa psicopata, actuando como loca, mimada, con dinero, esa era Hye-ji.

— ¡Oye, Ahyeon! no sigas escondiéndote. ¿Prefieres que te encontremos a las buenas o a las malas?

Y esa voz era de un chico, la que acaban de oír, era de Jin, es el segundo que más quiere verme sufrir, al parecer le divierte oír mis gritos de desesperación. Es el típico chico que quiere causar miedo, meterse en tu vida para arruinártela, el que no descansará hasta arruinarte la felicidad y cuando lo haya logrado se marchará, es su objetivo.

— ¿Prefieres que te encontremos a las malas? bonita, no te pongas en riesgo tu misma.

Y el... El es Yeon-jun, el chico que siempre está apegado de las chicas, el que no se rinde hasta conseguir a la chica que le parece atractiva, sin importar que sea lastimándola o algo así, está obsesionado, no se que le sucede... Da miedo.

— Cree que no sabemos qué está aquí.
— Busquémosla, será fácil encontrarla. Cierren la puerta con candado.

Y las dos ultimas, Sarah y Ji-soo, son básicamente como las esclavas de Hye-ji, hacen lo que ella diga, sin importar que les pida, son igual de crueles que ella.

— Revisen los cubículos — Ordeno Hye-ji.

Al oír a Hye-ji, me aleje de la puerta del cubículo. Tenía miedo, ¿como no tenerlo? están locos.

Empecé a escuchar cómo abrían los demás las puertas de cada cubículo de golpe. Me encontrarían en cualquier momento.

Hubo un silencio hasta que la manilla de la puerta del cubículo en donde me encontraba empezó a moverse. Mire la manilla y pensé << Ya no hay salida, no puedo huir >>

— Te encontramos. — Dijo Jin con una risa.

Su risa se escuchaba como la de un loco literalmente.

— Sal de tu escondite. Dime, ¿te saco a la fuerza o saldrás por tu cuenta?

No respondí, realmente estaba asustada de lo que podía llegar a pasar, no importa que responda, me lastimaran de todas formas, aunque salga por mi cuenta y aunque me saquen a la fuerza, el final de esto no cambiará, es como... Si te leyeras por segunda vez un libro, el final seguirá siendo el mismo, nada cambiará y no puedo hacer nada.

— Así que... Prefieres a la fuerza, como quieras. — Jin empezó a estrellarse contra la puerta para lograr abrir.

Jin logró abrir de un golpe a la puerta. Lo mire rápidamente, él me vio y sonrió.

Seré la razón por la que sigas de pieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora