Los padres de T/N deciden mudarse a un nuevo vecindario. Al cambiar de escuela conoce a un niño llamado Michael, los demás lo describen como raro, así que decides acercarte a él, con el tiempo aprendes que no es como lo describen, solo es...diferent...
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Cristales rotos: Parte II
[...]
Habían llegado, les habian revisado bolsa y mochila. Luego de aquella revisión exhaustiva las hicieron pasar y les dijeron que esperaran en el comedor. En las únicas aréas en donde podían estar era el comedor, en el patio y claro, los baños para personal y visitas.
Comias m&m's tras m&m's, los nervios de la emoción no te dejaban. La mano de la señora Myers te detuvo antes de que comenzarás a comerte la envoltura también.
-Tranquila, tesoro. No hay de que estar nerviosa, Michael siempre sintió un gran afecto por ti, y apuesto a que eso no a cambiado.
Sentiste una calidez en el pecho y tus mejillas se ruborizaron.
-Si, tiene razón.
Un guardia se acercó a ustedes, llamando la atención de Deborah.
-Señora ¿Myers? disculpe, pero le falto llenar unos papeles que confirman el ingreso de la chica.
-Estoy muy distraída, perdóneme.
-Acompañemé, por aquí.
-No tardó.
Asentí.
Mi sonrisa boba se borró cuando me dí cuenta de la situación. Me había quedado sola a esperar a Myers. La situación me recordaba a cuando mi mamá se iba y me dejaba a mi suerte, a solo un carrito de pagar las compras, y sin dinero.
Volteé hacia enfrente dejando mi crisis a un lado al oir unas cadenas siendo arrastradas contra el suelo. Uno de los guardias le quitaba las esposas al ojizal.
Ahí estaba el semi rubio, mi cara de estúpida volvió y mi sonrisa mostraba mis dientes. Los m&m's salieron volando estrellandose contra los azulejos de aquel lugar. Mi cerebro le dio la indicación a mis piernas de impulsarme y correr hacia él, en ese instante no pensaba, mi mente estaba en blanco, solo quería abrazar a Michael... que, que mierda ¿hace pesas? o ¿Qué demonios le dan de comer? ¿De dónde salieron esos músculos?, bueno, mi mente no estaba completamente en blanco.
Me impulsé para dar un brinquito, haciendo a Michael dar unos cuantos pasos hacia atrás, mis brazos se enroscaron en su cuello y mis piernas en su cadera, junté mis labios a los suyos, uniendonos en un dulce y apasionado beso. Las manos de Michael iban en un abrazo sosteniendome, desde mi espalda a mi trasero, estrujando ligeramente este último. No le dí importancia, me gustaba. Me separe un momento para tomar aire.
Bajé mi mano a su mejilla y me acomodé en su hombro. No podía creer que realmente lo estuviera abrazando después de tanto, se sentía... cálido.
