Los padres de T/N deciden mudarse a un nuevo vecindario. Al cambiar de escuela conoce a un niño llamado Michael, los demás lo describen como raro, así que decides acercarte a él, con el tiempo aprendes que no es como lo describen, solo es...diferent...
Todos salieron a despedir a las dos chicas que partirían del pueblo.
En este punto los caminos de todos se separaban.
Madison y Aurora regresarian a casa. Antes, pasando a dejar a Coraline a la suya o su papás la matarían por estar toda la noche fuera, su excusa, Matías.
El novato Hawkins llevaría a Laurie y a los niños a casa.
Matías se quedaría en el hospital un par de horas más.
Madison abrió la puerta para que la castaña pudiera entrar, pero lo que ocurrió nadie se lo esperaba. El puño de alguien salio disparado a la cara más cercana que era la de Madison.
-Oh, no me acordaba. -dijo Aurora.
Madison veia feo a la rubia, mientras con su mano se sobaba el golpe en la mejilla.
-¡Tú! -los ojos de Alessia enfocaban a la rubia -¡Me dejaste en esa cajuela asfixiandome! ¡Voy a asesinarte!
Alesssia se abalanzó contra la rubia quien sin darle mucha importancia solo dio un paso hacia atrás, antes de que pudiera ocurrir algo, Hawkins se interpuso entre ambas.
Unos minutos más tarde las cuatro chicas se encontraban metidas en aquel pequeño auto. Coraline y Alessia en los asientos traseros, Madison al volante, y Aurora de copiloto, aplastando a la prima de su amiga con el asiento ya que recargaba sus piernas en el tablero del auto.
-¿Dónde esta Miss perfeción? -preguntó la pelirroja con su maldita voz chillona.
-Tn esta...
-¡Ducha! -gritó Aurora interrumpiendo a Madi.
-¿Qu-
-¡Ducha! -Esta vez interrumpio a la pelirroja.
-¿Que carajos? -murmuró Madison.
Su amiga solo alzó los hombros en respuesta de no saberlo mientras negaba con la cabeza.
-Esa estúpida tiene amigas tan raras. Llegando voy a contarle todo a mi tía, le diré que clase de hija...
-Lo dice la que se puso ebria ayer y, si abres la boca le diré a tus padres lo de Oliver. ¿Quieres eso, quinciañera? -dijo Madison recordandole lo sucedió anache y más importante, su edad.
Eso bastó para dejarla callada, pues no volvió a hablar en el transcurso del viaje.
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...
Mi auto estaba estacionado en la acera frente a mi casa. Sin pensarlo bajé aquellas escaleras mientras alguien abria la puerta, esta situación me parecia un completo deja vu, solo que aquella vez salió terriblemente mal, muy mal.
Divisé a Aurora atravesar esa puerta. De inmediato mis brazos la rodearon, estaba tan feliz de verla que algunas lágrimas corrieron por mis mejillas.
