Capítulo 8. Mudanza

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Habían pasado tres días desde la muerte de mi padre, todo me recordaba a él, le echaba tanto de menos. Kleyn me estaba ayudando a recoger todas sus cosas para meterlas en cajas. Cuando terminamos con sus cosas, me ayudó con las mías, me iba a mudar a casa de Madam Criss, no podía estar allí, aparte de que todo eran recuerdos podía correr peligro, si hubiera estado en casa cuando lo mataron puede que a mí también me hubieran matado. Metimos todo en su coche y nos dirigimos a casa de Madam Criss. Estuvimos callados casi todo el trayecto, hasta que Kleyn comenzó a hablar:


-Lya, ¿ qué vas a hacer con la casa?- No me sorprendió la pregunta, es muy curioso.


-Un despacho.- Contesté fría.


-¿ Un despacho?, ¿ qué vas a hacer tú con un despacho?- Dijo extrañado.


-Voy a retomar la profesión de mi padre, llegaré al fondo de esto y tú, señor curioso me ayudarás. - No dijo nada, solo miró hacia la carretera serio.


Llegamos a la antigua casa, recorrimos los largos jardines cargando con las cajas y maletas, pero para nuestra sorpresa, cuando levanté la maceta no estaba la llave. Llamé a la puerta fuerte pero no me contestaron. Kleyn y yo decidimos sentarnos en la puerta a esperar. Al cabo de una hora llegó Madam Criss y Yeik. No hablaban entre ellos, estaban serios y parecían incómodos. Quise saludar pero Kleyn bajó mi mano y me la agarró. Madam Criss abrió la puerta y nos dejó entrar, Kleyn dejó todas mis cosas en mi nueva habitación. Madam Criss entró sin llamar y echó educadamente a Kleyn con la escusa de que íbamos a comer, no me lo creía, ya que eran las cinco de la tarde.

Primera ImpresiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora