4

172 33 1
                                    

Capítulo cuatro.

Fiestas.

Había olvidado lo que era salir de fiestas y disfrutar de la buena música, los buenos tragos y chicos guapos; bailaba como si tuviera dieciséis, tomaba como si tuviera veinte y me besaba con hombres viviendo mis veinticinco. Nunca fui de ir sobre un hombre y luego tras otro, pero estoy más que segura que con todo el alcohol en mis venas más de una vez besé a algún desconocido que luego harían firmar un contrato de confidencialidad. Así era, quizás por eso no me preocupaba mucho de besarme con cuántos quisiera en cada esquina.

Esta era nuestra última noche en la Isla después de días llenos de diversión y cócteles. 

—Ya estás muy ebria, JiWoo. —La voz de Taehyung sonaba en mi oído mientras sentía sus grandes manos tomarme de la cintura y llevarme lejos de la barra. A lo lejos pude ver cómo Borah se estaba besando apasionadamente con un chico en una esquina del local mientras levantaba ambas manos marcando el número siete en mi dirección. Maldita, me va ganando por uno.

Sí, estábamos compitiendo por quién besaba más en una noche.

—No estoy ebria. —No del todo. —Por favor, Taehyung, solo me faltan dos chicos e iré a mi dormitorio.

—Mañana debemos viajar a primera hora y volver a nuestras vidas de oficina, no creo que sea necesario decirte que no te sentirás orgullosa de no descansar por irte a besar más chicos que tu amiga.

Ocho. Esa maldita ya tenía ocho chicos.

—¡Agh, va ganando! —Me giré hacia Taehyung molesta, con mis mejillas ardiendo por el alcohol. Mi movimiento fue demasiado brusco y logré zafarme de los brazos de mi acompañante para pasar por su lado y tomar por el hombro a YoonGi quien estaba bailando con una chica en la pista, al verme, mostró su encantadora sonrisa y le dijo a su acompañante que volvería pronto, luego posó sus manos en mi cintura y observo detrás de mí para preguntarme por cuántos iba perdiendo. —Dos.

Asintiendo con tanta lentitud que sentí un poco de escalofríos en mi espalda, seguramente se debe a que él estaba muy bueno aún cuando no lo amase, pero por otro lado, también podría deberse a que alguien más nos estaba viendo desde atrás con una actitud de padre molesto. —Que sea uno el faltante entonces.

En cuanto sus labios rozaron los míos sentí una ráfaga de sensaciones nuevas que antes no había experimentado al besarlo. Fue como aquella vez que Taehyung vino a recogerme para mí cumpleaños número quince y él se veía muy guapo en su traje formal negro bajo el umbral de la puerta, en ese momento me di cuenta que siempre sentí algo más por él, y hoy parecía sentirlo también con YoonGi porque mientras sus manos acariciaban mi ci tira y sus labios se movían al compás de los míos, me perdí por completo en esa ráfaga y volé. Parecía saltar sobre las nubes mientras el sol me golpeaba suavemente las mejillas, y quería más, realmente quería más, pero llegó la tormenta.

Alguien me cogió de la mano y me apartó de Min con tanta fuerza que terminé chocando con su cuerpo. Sentí la calidez de su pecho en mi rostro y como subía y bajaba lentamente; parecía una almohada y me reí ante ese pensamiento. Taehyung olía a perfume, uno fuerte y varonil; casi tan intenso como el golpe de una ola.

Alto.

Taehyung no usaba ese perfume.

—Parece que te estás divirtiendo. —Insinuó cerca de mi oído y sentí cosquilleos que me obligaron a separarme de aquel hombre y observar su distorsionada figura para descubrir quién era. Conocía esa voz. 

Podía apreciar una gran altura, así también como una camisa negra con los primeros botones abiertos y unos jeans ajustados que daban la impresión de que aquellos muslos eran mucho más grandes de cómo en verdad eran. Bufé cuando me di cuenta que esos muslos y aquel estilo tan deprimente eran de Jeon Jungkook.

𝐂𝐡𝐚𝐨𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐋𝐨𝐯𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora