Una nueva oportunidad

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No podía aceptar eso

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No podía aceptar eso. No podía dejar que la historia acabará así, era imposible. Así que me aferré a la esperanza de volver a empezar, de volver a vivir.

Mi corazón bombeaba sangre a cada vena de mi cuerpo diciéndome que me detuviera, que dejara todo atrás, pero no iba a hacerlo. No cuando estaba tan cerca de tener todo aquello que extrañaba. Luego de interminables minutos sentí el frío chocar con mi rostro; en el cuarto el calor era sofocante. Sentí el ruido de la ciudad por la noche; el edificio en ruinas y deterioro estaba vacío.

Mis manos temblaron con anticipación, buscando aferrarse a algo para no caer en la tentación de abrir los ojos y descubrir que todo era una mentira. Poco a poco comencé a escuchar los gritos dados por la gente cuando las gotas de lluvia caían sobre ellos que habían salido esa mañana sin paraguas. La calle resbaladiza me dio una cálida bienvenida —irónicamente —, y aguanté la respiración lo bastante como para comenzar a ahogarme.

Después de tanto tiempo lo había logrado.

El miedo persistía sobre mis sentidos al comenzar a abrir mis párpados, acostumbrándome poco a poco a la luz de aquella tienda de convivencia a la que tenía pensado entrar en pocos segundo. Toqué mis manos luchando por no gritar en medio de la calle y el sentimiento de felicidad abrumó mi corazón por dentro.

Pese a todo, jamás había dudado de esa teoría. La teoría de los mil mundos. Los miles de yo que tenían todos sus propias vidas y que yo iba a robar para conseguir mi propio final feliz. Porque quizás el yo de esta dimensión era el que más necesitaba aquella felicidad que tenían los otros. Y haría lo que fuese por obtenerla, de una u otra forma.

Un cuerpo chocó contra el mío en medio de la lluvia, trastabilló sobre el resbaladizo hormigón listo para caerse, sin embargo, lo sostuve entre mis manos evitando que eso sucediera. Era un chico. Un chico normal en ese universo, pero único en el mío.

Un chico demasiado problemático llamado Hyun Cha. Aquel que sin querer había robado mi corazón entre monstruos y problemas, el mismo que se aferraba a mí antes de que eso sucediera. El mismo que estaba destinado a mí y me fue arrebatado por un criminal de lo más asqueroso. Joon.
Luego me vengaría de él, pero por el momento me aseguraría de seguir el guion de la historia.

Las palabras flotaron como una melodía contrastada contra el ruido de las personas caminar y las gotas de lluvia caer. El ambiente de Corea era caótico e incluso, hermoso cuando el cielo se decidía a llover sobre nosotros. Los edificios encendidos, las calles lejanas de personas que muy pocas veces deseaban mojarse a esas horas de la noche.

—¡Lo siento tanto! —inclinó su rostro sonrojado hacia abajo —. Estaba concentrado con una llamada de un amigo. ¿Usted está bien?

En esa vida quería darle todo a mi chico, por lo que me esforcé en crear una instancia perfecta para mí. Hyuk Eun Lee de veintiséis años, exitosamente arquitecto que contaba con la fortuna de su padre. Y, a su contra, Hyun Cha, desiñador de interiores con veinticinco años. Adinerado pero no tanto como para superarme a mí.

Sus padres eran dos polos opuestos, sin embargo, supe mejor que nadie que ellos se amaban como ningún otro. Y a su hijo más, pese a que no era suyo completamente. Hyun había sido adoptado a los seis años después de que su familia falleciera en un accidente automovilístico. Sí, sé que eso no era muy reconfortante para su vida, pero era lo mejor. Era mejor que crecer en una familia que no iba a cuidarlo como lo merecía.

Porque Hyun se merecía el cielo y más, mucho más. El universo entero, y yo me encargaría de dárselo siempre y por siempre. Después de todo, la ventaja de crear tu propia vida es agregar los detallas más mínimos y más importantes. Hacerla increíble, e ilógica a la vista de muchos, sin embargo, que sea especial.

Sus padres me apoyarían si les dijera que estaba dispuesto a darle el mundo entero y más, porque ellos, Jisu y Jayhun, lo habían visto sufrir tanto como yo. Verlo desmoronarse y caer sobre sus propios lamentos una y otra vez hasta que nosotros hacíamos acto de presencia.

Él nos necesitaba y nosotros lo necesitamos a él.

Jisu era una cantante famosa en toda Corea del Sur, aunque trabajaba también como actriz en varias películas de María. Su esposo, por el contrario, era un gran empresario devoto a Dios. Como siempre, lo mejor de lo mejor para lo que consideraba indispensable.

—No te preocupes, estoy bien —dije, pasando mi mano por mi cabello descontrolado.

La Eun de esta vida diría que debía contármelo un poco, y quizás le daría la razón, en unos años. Por el momento quedaría justo como lo imaginé, llegando a mi mandíbula y de un color gris oscuro.

—¿Seguro? —Miró a los lados en busca de algo con lo que compensarme, y, justamente a nuestra derecha, halló la luz cálida de la tienda de convivencia —. Déjeme invitarlo a tomar algo, para compensar esto.

Sonreí.

La historia era como debía ser, con un principio gracioso y un final feliz. Nadie impediría que tuviéramos nuestro final feliz. Aunque eso no significaba tampoco que los sentimientos de este Hyun fueran preparados, en lo absoluto. El inicio sí, lo es. Porque no encontraba otra forma de volver a juntarnos: pero lo que seguía no estaba planeado, no estaba en ningún guion. Y eso significaba que tenía posibilidades de que él se enamorara mío como de que no. Y lo iba a aceptar, porque mi Hyun lo dijo:

"Te amaré en esta vida y en las que siguen. Pero si en una nos conocemos y yo no llego a recordar, déjame ir. El destino nos volverá a juntar de una u otra forma, entonces estaremos juntos. Por siempre".

Esperaría lo que fuera para estar a su lado, e iba a dar lo que fuese para estar con él.

—De acuerdo —solté una risa pequeña al ver la emoción en sus ojos y añadí, estirando mi mano para que la estrechara —: Es un gusto conocerte...

—Hyun Cha —dijo él y tomó mi mano con fuerza —. Es un gusto, igualmente...

—Hyuk Lee.

—Hyuk —sonrió cuando dijo mi nombre, logrando que mi pecho se inflará de emoción.

Por fin, después de mucho tiempo, estaba en casa.

Por las dudas, en este one shot me refiero a las realidades deseadas, a las que se les llama Shifting

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Por las dudas, en este one shot me refiero a las realidades deseadas, a las que se les llama Shifting. El nombre "la teoría de los mil mundos" se lo puse por un libro que leí, que trata sobre un hombre que tiene el poder de viajar entre los libros. Más o menos es así, quizás lo conozcan, se llama Pétalos de papel.

Cuando me refiero a "mil" es solo una expresión, puesto a que existe una infinidad de universos y, por lo tanto, una cantidad infinita de "tú".

En fin, cuando lo escribí pensé que eso encajaba y pues salió. Desde mi experiencia propia, el Shifting es verdad, además de una cosa muy interesante para saber. Pero sé que hay muchas personas que no creen en ello, y lo respeto. Bien saben que esto es ficción, así que, pues nada. Espero que les guste.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2023 ⏰

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