Ángel, mi ángel

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Cuando era pequeño soñaba siempre con el mismo chico, decía dentro de mí, que era mi ángel de la guarda y que siempre conmigo estaría

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Cuando era pequeño soñaba siempre con el mismo chico, decía dentro de mí, que era mi ángel de la guarda y que siempre conmigo estaría. Pese a esto, cuando cumplí los catorce años, me negué a seguir viéndolo. Ese chico no existía y, por lo tanto, mis sentimientos hacia él tampoco.

Crecí como me fue posible, siempre poniendo a mi hermana por sobre mis problemas, para cuidarla y protegerla de todo. A eso había venido, para eso existía.

Pero, llegó un día, cuando crucé la puerta del edificio donde vivía, lo vi. A él, al chico de mis sueños parado en la recepción. Unas lágrimas bajaron lentamente por mis rosadas mejillas por el sonrojo, haciendo que todos los vecinos que se encontraban allí abajo me mirasen preocupados, incluso él.

Salí corriendo, sin querer admitir que aquello era verdad. Sin querer admitir que mi ángel iba a vivir en el mismo edificio que yo, y por más que lo intenté, no pude olvidar su bello rostro de mis ojos.

—¿Eres Hyuk Lee? —preguntó alguien a mi espalda. Me giré a ver quien era, con ganas de desmayarme al notar que era mi ángel.

Sacudí la cabeza para quitarme tantas preocupaciones que tenía y asentí a su pregunta viéndolo indiscretamente.

—Oh, bien. Soy Hyun Soo. Una chica me pidió si podía ver como estabas, pues se tenía que ir, creo que su nombre era Jisu.

—Estoy bien —respondí más que nervioso —. Solamente necesitaba algo de aire.

—En ese caso, me marcho —dijo él alzando su mano para despedirse de mí —. Espero verte otra vez, Hyuk.

Sonreí torpemente ante su sola voz, tan dulce como me la imaginaba.

Dicho y hecho, no faltó mucho para que nos viéramos nuevamente

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Dicho y hecho, no faltó mucho para que nos viéramos nuevamente.

Fue una semana después de nuestro primer encuentro, toda una semana sufriendo por verlo otra vez y sin poder dejar de recriminarme por no tener las agallas de entablar conversación con él.

—Oh, buenas tardes, Hyuk. ¿Estás mejor?

—Sí, muchas gracias por preguntar.

—No es nada; de todas formas me sentía mal por no poder haberte ayudado más.

Mi corazón brincó de felicidad con solo esas palabras, mi ángel se preocupaba por mí.

—Está bien, solo fue un mal día. Disculpa por asustarte.

Él sonrió, elevando su vista para mirarme directamente a los ojos. Mi Dios, pude haber muerto en ese mismo instante, pero continué una vez más acercándome a él.

La tercera vez nos encontramos en la universidad, por alguna razón, el ángel había entrado a mi misma clase. Casi bailaba de alegría por verlo allí, sin embargo, me contuve todo lo que pude por no saltar encima de él.

Así pasó en tiempo, nos hicimos más cercanos que nunca. Vagamente, nos mirábamos y sonreímos juntos, trabajábamos en las materias que teníamos, o simplemente íbamos por algo de tomar.

Hubo un día donde fui por tragos a un bar cercano, al llegar al edificio mi ángel me estaba esperando. Según mi mente, levemente consiente, eran las tres de la madrugada, pero a Hyun no le importó, me esperó hasta que llegué al apartamento tambaleante, y una vez allí, se despidió de mí.

Pensé, entre ilusiones, que lo vería al día siguiente como ya era común; sin embargo, no fue así. Cuando desperté y salí, fui hacia su apartamento buscando verlo, pero extrañamente no lo encontré.
Pregunté a todos los vecinos, ninguno me decía sobre Hyun Soo, pero sus rostros tristes e incluso llorosos no faltaban.

La preocupación no tardó en llegar a mí, diciéndome una y otra vez por qué no le había invitado a pasar, a darle un último beso sin saber que lo sería, o simplemente estar con él. Mi dulce chico, mi ángel.

A los dos meses de su desaparición, navegando por Internet, encontré una noticia local donde decía que un joven se había suicidado, un joven demasiado parecido al ángel. ¿Quién haría algo así?; me pregunté, ignorado por completo que el propio Hyun me había dicho una vez que ese era su plan al llegar al edificio, no obstante, al conocerme intentó cambiar de opinión.

Fue allí que todo cuadró en mi mente, las piezas encajaron inmediatamente, ó, bueno, todo el tiempo que me llevaron esos dos meses en vela por dolor. 

Era 25 de octubre cuando sucedió todo. Hyun me dijo que lo había estado intentando, que hizo todo lo posible, pero no podía seguir. Realmente no le di importancia a sus palabras e ignoré a lo que él quería llegar, ahora me arrepiento de ello.

Mi ángel no se presentó a la universidad esa mañana, me intenté convencer de que posiblemente estaba enfermo, sin embargo, al llegar al edificio ambulancias, policías y un grupo de personas de la prensa me dieron la bienvenida. No pensé en nada malo, no pensé en nada, pero al ver como gritaban el nombre de mi chico el mundo cayó sobre mí.

Comprendí entonces a que se refería, y quizá el porqué de aquel sueño recurrente que me perseguía desde pequeño.

Luego del entierro fui por unos tragos a un bar cercano para olvidarme de todo, de que mi ángel ya no estaría nunca más en mi vida. No obstante, por más que intenté, no pude olvidar la imagen de su cuerpo tirado sin vida en el patio del edificio.

No pude olvidarlo, ni pude decirle por última vez te amo. No aproveché el tiempo a su lado y, de eso, me recriminé llegando al edificio.  Borracho por todo lo que había tomado, caí de fauces al suelo de la entrada e inmediatamente Hyun vino a buscarme.

Sonreí, incluso en los últimos momentos él estaba allí para mí, porque, quizá, él había vuelto para permitirme verlo por última vez.

—Te amo, ángel.

Él no respondió, solo dejó un beso en mi frente y se esfumó para siempre ante mis ojos nublados por el licor.

—Te necesito, ángel —dije largando amargas lágrimas de tristeza, pues sabía que era mi culpa por no poder detenerlo.

Y así continué, recriminándome todas las cosas que hice y a la vez no, todas aquellas que llevaron a la muerte a mi dulce Hyun, mi ángel enviado del cielo para hacerme feliz, por muy poco que fuese, lo amé y él a mí

Y así continué, recriminándome todas las cosas que hice y a la vez no, todas aquellas que llevaron a la muerte a mi dulce Hyun, mi ángel enviado del cielo para hacerme feliz, por muy poco que fuese, lo amé y él a mí

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